[Entrevista realizada por Maynor Xavier Cruz, periodista nicaragüense]
MXC: Varela, ¿en qué momento te diste cuenta que
querías ser escritor?
LV: Bueno, yo nunca quise ser escritor, en primer lugar, pero
fue hace unos cinco o seis años que empecé a hacer una catarsis de lo que había leído, y bueno, luego de eso comencé a hacer poemas, más que todo en verso formal (Para pasar por el
proceso).
MXC: Tus influencias ¿quiénes han sido?
LV: Mis influencias viejo, fueron los grandes del Siglo de Oro
en España, pero muchos románticos de América Latina, de Inglaterra, como Byron, Espronceda, Juan de Dios Peza, Ramón de Campoamor, bueno, después al modernismo, Darío, Lugones, Amado
Nervo, Juan Ramón Molina; me alimenté mucho de ellos, tanto, que casi iba a reventar de tanta poesía formal y gracias a César Vallejo tuve una ruptura, bendito Vallejo, y a Huidobro por supuesto,
comencé una nueva lista de influencias.
MXC: Sé que sos miembro del grupo literario “Máscara
Suelta”, ¿en qué año nace este grupo literario por qué el nombre?
LV: Bueno “Máscara Suelta”… yo fui un miembro que
entró cuando ya tenían dos o tres años, sino me equivoco en el 2006, y obtiene su nombre por un poemario de Roberto Sosa, de hecho hicimos varias reuniones para acercarnos y hablar, y así poder
cambiar el nombre del grupo, e íbamos a dejarlo como “de Verbo ad verbum”, que del latín al español significa “palabra por palabra” y al final habíamos elegido que ése sería
el nombre, pero nos separamos por problemas, vos sabés, por cuestiones de trabajo, borracheras, cosas por el estilo.
MXC: De una u otra forma los grupos literarios influyen o
afectan, ¿en qué momento “Máscara Suelta” influyó o afectó en vos?
LV: No tuve una influencia en sí como la que tiene un grupo
literario en sus miembros, yo llegué cuando ya había terminado el proceso creativo. Pero las pláticas con el poeta Fausto Maradiaga fueron esenciales, él no me enseñó nada
de poesía (no se puede enseñar a crear poemas), pero con sus pláticas aprendí mucho de la vida y la poesía es vida.
MXC: ¿Cuál es el tema en tu poesía?
LV: Usualmente soy muy lírico, me abarco a mí mismo,
al contrario de Ricardo Marín, como le decía a él, que es el poeta urbano, él es un buen espectador, mira hacía allá, hace una toma, la pinta y la fija, en cambio yo me pinto
a mí mismo, la masa de lodo con que estoy hecho, pero igual hay millones de hombres que pueden pensar, sentir lo mismo que yo pienso y siento, soy muy intimista, francamente, o lastimosamente.
MXC: Los sucesos políticos de Honduras ¿han influido en
tu poesía?
LV: Por suerte no han influido en mi poesía, en la cual
voy a ser contestatario y voy a olvidar la estética al terminar un texto; escribí unos cinco poemas, dos cuento luego del golpe de estado, pues me dediqué a andar en las calles, marchando con el pueblo,
por eso sólo escribí esa cantidad de textos, porque creo que eran los justos. No hice como mucha gente en mi país, que publicaron muchas cosas, un montón de cosas, y era una basura completa,
cosas así como “el presidente es una mierda” “afuera Micheletti” etc., puta, panfleto de mala calidad, no creo que un libro con ese tipo de cosas quede bien. Algunos poetas con buen criterio no escribieron nada
de poesía, se dedicaron a escribir ensayos, siendo más consientes con su quehacer poético. El proceso político que pasó en Honduras, me ayudó para aprender más sobre política,
lógicamente, y me acercó más al pueblo, pero literariamente no me afectó.
MXC: En vos ¿está sólo la poesía?
LV: También la narrativa. Acabo de publicar un texto que
se llama “Autobiografía de un hombre sin importancia”, tengo dos libros de cuentos no publicados, uno en proceso, pero no sé viejo, para mí la narrativa es un hobby, tengo una idea que supongo
buena y me lanzo a escribir, pero de una manera más fría, pero la poesía es mi oficio, me duele escribirla. (Ríe).
MXC: ¿Algún poemario que tengás pronto a publicar?
LV: Sí, el otro año publicaré algo titulado
“Los poemas de la piedra en el zapato”.
MXC: ¿De cuántos poemas estaría conformado?
LV: Tal vez unos cuarenta y ocho poemas, por ahí.
MXC: ¿El tema de las maras está presente en tu poesía?
LV: No.
MXC: ¿Por qué?
LV: ¿Por qué? Es un tema en extremo trillado, es como
hablar de las tortillas del día a día, obviamente no quiero escribir sobre tortillas. Pero las maras son temas más para diarios que para libros. Hace poco un jovencito del norte del país publicó
un libro de narrativa que trataba sobre las maras desde su experiencia, yo creo que de ahí un documental se hizo sobre el tema, después no sé. En la poesía yo no lo abarco ni tampoco he leído
a alguien que toque el tema.
MXC: Hablemos de tu país ¿Cuál es el género
que más se publica en Honduras?
LV: Lo que más se publica es la narrativa, ultimamente,
y creo que es algo general en Centroamérica, bueno Nicaragua es un país de poetas, podríamos decirlo, pero no está alejado de tener muchos narradores, de hecho ya hay muchos poetas narradores,
pero en Honduras hay más narradores, Aunque también tiene el país una sustancial trayectoria poética.
MXC: ¿Cuáles son los poetas contemporáneos (jóvenes)
de Honduras en este momento?
LV: Los más representativos podría decirte, tal
vez no sean muchos nombres, tal vez no pasan de diez, sería el caso de Fabricio Estrada, Magdiel Midence, Mayra Oyuela, René Novoa, Heber Sorto, Gustavo campos, Samuel Trigueros, Edgardo Florián,
Tania Alvarado, vamos a ver, vamos a ver, estoy escarbando en el recuerdo para encontrar más nombres… Nincy Perdomo. Hay algún nombre que sin duda se me escapa.
MXC: ¿Los temas tabú son muy recurrentes en los poetas
hondureños?
LV: ¿Cómo qué temas tabú?
MXC: El homosexualismo, el aborto…otros
LV: En la lectura de los poetas que te he mencionado, se menciona
ciertas cosas sobre el homosexualismo, desde ciertas perspectivas, pero de una manera muy libre, muy liberal, pero el aborto no, no se toca, no lo he visto en ningún texto actual. Eso sí, si me preguntaras de
abortos literarios en Honduras, tendríamos mucho de qué hablar al respecto.
MXC: ¿En ninguno de tus textos están los temas tabú?
LV: Tal vez en los cuentos, no sé, no recuerdo en sí,
pero en la poesía no.
MXC: ¿La literatura de las provincias no es igual que la de Tegucigalpa?
LV: No. Sólo hay dos ciudades que producen mucho, bueno,
producen muy poco aunque sus personajes siempre alegan que producen mucho. Pero no es que en las provincias no se escriba, el detalle es que los trabajos de los escritores de las provincias se ven opacados o tirados a
la basura por los “grandiosos escritores de las ciudades”. Entonces sería en Tegucigalpa, y San Pedro Sula, la capital industrial, las ciudades donde se da más auge creativo, no por eso de mejor calidad, pero sí
de mayor cantidad y en eso de la cantidad, la ciudad industrial tiene la ventaja.
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