miércoles, 29 de octubre de 2008

La poesía de Julio Cortázar: primera fundación intertextual*






Cynthia Gabbay



Otro Julio se intuye cuando de poesía se trata y una obra enmascarada inicia el primer plano. La voz de Julio Cortázar nació como la voz lírica de “Julio Denis”. En 1938, fue publicada en Buenos Aires su primera obra, Presencia: cuarenta y tres sonetos firmados por un joven poeta desconocido, Julio Denis. Durante algunos años, el poeta continuó construyendo la voz de su homónimo. Publicó su primer cuento, “Llama al teléfono, Delia” en la ciudad de Chivilcoy y en 1941, un artículo entorno a la figura de Rimbaud en la revista Huella. Un año más tarde, Julio Denis firmó el prólogo del libro de su amigo Domingo Zerpa; pero cuando publicó su cuento “Bruja” en 1944, trazó el rostro de “Julio Florencio Cortázar”. A lo largo de los años ´40, el escritor traduce a Jean Giono, Gide, Chesterton, Poe y Defoe y firma con su nombre completo. Sólo en 1949, “Julio Cortázar” aparece como autor del poema dramático Los Reyes. El joven poeta, Julio Denis, desapareció, adelantándose e incluso anunciando ya la retirada de 1951 cuando Julio Cortázar abandonara la “madre patria” instalándose definitivamente en París. Pero Julio Denis no murió sino que se convirtió en la faceta enigmática del escritor Julio Cortázar, quien continuó escribiendo poesía “secretamente”, como si ésta invocara una palabra prohibida. Cortázar introdujo numerosos poemas dentro de sus libros misceláneos, novelas y almanaques, como si su única función consistiera en adornar la prosa o alumbrar cual cometa sobrevolando el caos del big bang del “Boom” latinoamericano.
En diversas revistas, a lo largo y ancho del mundo, sus poemas, pequeños y tímidos ámbares, pasaban desapercibidos. Sólo en 1971, en el contexto de la traducción y publicación en italiano de La raggione della colera (aparecida sólo póstumamente en castellano), se da a conocer en Barcelona Pameos y meopas. Durante la época que precedió su anunciada muerte, Cortázar preparó su último libro, destinado a ver la luz cuando los ojos de su amo y señor se cerraran, dando un golpe de gracia que sellara con poesía el pasaje iniciado por la Poesía, una poesía entrañadamente distinta.
La pregunta que se impone al observar el desarrollo lírico de Julio Cortázar es hacia dónde se esfumó el poeta Julio Denis, quien componía sonetos estilizados adoptando una concepción de mundo extremadamente cercana a aquella del poeta francés Stéphane Mallarmé y a la métrica y el lenguaje petrarquistas. ¿Acaso el hecho de que el nombre de Julio Denis desapareciera del mundo de la imprenta implica inevitablemente la muerte de la voz lírica y meta-lírica que apenas naciera en Presencia? Eso es lo que parece. Pero el trabajo de tesis intentará localizarla dentro de la voz de Julio Cortázar, en sus tonos huidizos, en sus libros tardíos que no rechazaron la relación con la lírica de Stéphane Mallarmé, sino que la desarrollaron, abriéndose a un diálogo multidimensional con diversas poéticas, y en particular con la lírica camaleónica de John Keats. Luego de esta introducción, ahondemos en el nacimiento de la voz del poeta en la obra Presencia. Los cuarenta y tres sonetos se erigen como un solo poema, dividido prolijamente en estrofas y ritmado por sus rimas, siguiendo los modos de los petrarquistas españoles, y los poetas italianos y franceses a lo largo de la tradición lírica, hasta que en 1887, el poeta francés Gustave Kahn compusiera los primeros versos libres. Aquí nos centraremos en el aspecto mallarmeano que atañe a la poesía de Julio Denis.
Presencia está dividido en cinco partes que construyen paulatinamente la figura del Poeta, definen su voz, lo engendran y finalmente le otorgan el derecho de expresión. El elemento literario mallarmeano más significativo es el concepto de la Nada, el génesis posterior a la lucha entre el Poeta y el “plumífero Dios”, una lucha teocida que permitió la desaparición del Dios y creó la Nada (le Néant). Esta Nada posibilita el espacio de residencia del reino de la Ficción, en el cual el mundo resulta como ejercicio de la palabra humana, la palabra del Poeta en este caso. Y el nuevo Ideal en el reino de la Ficción no es el “Absoluto” tal como lo fue en la tradición lírica, sino la Belleza, la cual Mallarmé figura en su personaje alegórico Hérodiade. También Julio Denis se refiere al Dios como un personaje deconstruído, una figura desintegrada, de la cual no han quedado sino “fragmentos” en el espacio de la Nada. Pero en tanto que para Mallarmé el mundo sometido al reino de Dios ha desaparecido por completo, desde la visión de la voz lírica de Julio Denis aún coexisten dos mundos paralelos que participan del mismo espacio en el universo físic

(fragmento) *Esta ponencia fue elaborada en febrero del 2008 en el contexto de la preparación de la tesis de doctorado La poesía de Julio Cortázar: Intertextualidad y Otredad literaria.

domingo, 26 de octubre de 2008

Dylan T. Infante terrible de la literatura inglesa




De Dylan Thomas se a tratado desde todos los aspectos posibles y sería un arduo trabajo, publicar algo que nadie haya tratado de él.

Al leer a Dylan se tiene la impresión de que las palabras saltan de las página hacia el oído y que luego éstas con algún toque mágico, comienzan su función hipnótica a todo aquel que lo lee, pero al decir esto no pluralizo, cada quien tiene una percepción distinta de las cosas. Dylan por excelencia, se daba a la tarea de construir versos mayúsculos con minúsculas, la grandeza de sus líneas es poderosa. Recuerdo que en el transcurso de leer sus "prosas completas" tenia sueños y visones horrorificas que me representaban las escenas antes leídas en sus cuentos, me espantaba como un niño al que se le esta leyendo la parte en que el lobo salta contra la abuela, pero no me dejaba de asombrar el nivel poético que tenia en sus cuentos, a eso yo si le llamaría sin temor a juicio "prosa poética".


Dylan llevaba una vida digna de un poeta de su talla, se solía decir, que los poetas estaban guiados por oscuras estrellas y él, amarró esa estrella para jugar con ella como un papelote.

Tal vez se pueda decir que su vida era reflejo de sus escritos o que sus escritos eran el reflejo de su vida, lo importante es que dejó un mundo de imágenes en el cual, cualquier hombre podría perderse, para luego encontrase en el reflejo de una copa vino.




(Fragmento del ensayo publicado por Michael Hofmann, Tomado de la revista "literature literarie" del año de 1992)

sábado, 25 de octubre de 2008

El Poeta y La Usura

sobre: Ezra PoUND
(no sé quien es el autor del ensayo)



Presentación
Los teóricos han hablado mucho de la usura, expresando como este monstruo (en verdad el quinto jinete) establece la injusticia y el desequilibrio en la sociedad. Para los que no hayan comprendido quizás les sea positivo escuchar lo que un gran poeta tiene que decir sobre el tema, y eso porque la expresión va más allá que el discurso...
Resplandece
En la mente del cielo Dios
Quién lo creó
más que el sol en
nuestro ojo.
Quinto elemento: el fango (Napoleón, lo dijo)
Con usura nadie tiene buena casa
Hecha de piedra... (Cantar LI) Ezra Pound dedicó unos cincuenta años a la elaboración de un inmenso libro al que el mismo llamo "gran bulto, enorme masa, dinosaurio". Su titulo "The Cantos” hace referencia a los cantares de gesta medievales: pretende ser la obra que describa la fundación y momentos clave del mundo contemporáneo, según el modelo épico de La Odisea, o El paraíso perdido.
En múltiples Cantares considera a la usura como el gran enemigo del hombre, aquello que destruye las bases de una sociedad sana, basada en el trabajo y en el desarrollo personal, y no en la explotación. En este. sentido desarrolló sus teorías económicas, expuestas en numerosos ensayos como ABC of Economics, de 1934.
En esa época, y rastreando en Europa los restos de la civilización pre‑renacentista, se encontró metido de lleno en la vorágine fascista. Quiso ver en Mussolinni al hombre capaz de hacer frente a la banca internacional. En el transcurso de varias entrevistas, Ezra Pound pidió personalmente a Mussolinni la prohibición de la usura, entre otras medidas económicas que consideraba urgentes.
Al finalizar la guerra fue juzgado por alta traición, a causa de sus emisiones radiofónicas en Radio Roma, en las cuales exhortaba a los soldados americanos a abandonar la guerra. Dicho juicio fue un evidente atentado contra la libertad de expresión tal y como está definida en la Constitución de los Estados Unidos. Fue condenado y encerrado, primero en una cárcel de Pisa (donde escribió sus Cantos Pisanos), y luego en el hospital de Santa Isabel, manicomio cercano a Washington donde permaneció hasta 1958.
Cuando salió de la "cárcel" se trasladó de inmediato a Italia, donde siguió afirmando hasta su muerte (en 1972) que la Segunda Guerra Mundial no la ganó la democracia sino la "usurocracia demo‑liberal". Quizás Ezra Pound no fue lo suficientemente civilizado como para rendir pleitesía ni a la prensa ni al mercado, y su visión del hombre era la de un ser enraizado en la tierra, y no una marioneta. De ahí su desprecio a la post‑civilización contemporánea... Pensemos lo que pensemos de su adhesión al fascismo, no hay duda de que la voz de este hombre completo debe ser escuchada. Ezra Pound no vino por usura.
Sobre su significación actual decir que en una amplia encuesta realizada por la revista literaria Das Gedicht se le consideró el poeta más importante del siglo. Por ello su figura está siendo burdamente utilizada por grupos neonazis, lo cual está en perfecta contradicción con sus motivaciones y el espíritu de su obra: "si el amor no está en casa/ no hay nada", tal como se expresa en numerosos cantos.
Temas constantes de su poesía son el amor como misterio, el coito como unión sagrada, el trabajo manual santificado, la sabiduría como "definición precisa": el saber estar de lo ente en su sitio, la perfección del mundo material que el verbo poético ilumina. Estos son los valores que contrapone a la violencia, la avaricia, la esclavitud y la guerra: "War, one war after another,/ Men start 'em who coudn't put up a good he‑roost" (Canto XVII), o en el XXXVIII, cuando elogia la política de Gahndi de no comprar "ni algodón ni armas" a los europeos...
En el Cantar XIV realiza un repugnante retrato del político y del usurero, así como de sus secuaces de la prensa, etc. La naturaleza del tema justifica el tono empleado, y su autor lo denominó Hell Canto, pues en verdad ellos están en el infierno. Sobre ello escribió: "El infierno no es divertido. Ni una broma. Y cuando sigas adelante encontrarás individuos, no abstracciones. Incluso los Cantares XIV y XV contienen individuos, aunque no son dignos de mención como tales”. Otro poema contra la usura es el XVL, uno de los más celebrados.
Incluimos también un fragmento del Cantar XLVII y el inicio del Cantar I. Se trata de una invitación al viaje. En el XLIX, que presentamos íntegro, se expresa un sentimiento vital de simplicidad y armonía vinculado a la economía agraria. Su obsesión por las culturas del extremo oriente le llevó a incluir numerosos ideogramas en sus poemas.
Los cantares completos son 117 y ocupan mucho más de un millar de páginas, en las que combina historia, mitología, filosofía, economía, autobiografía, citas en diversos idiomas, e te. En ese magma lleno de información (otra de las obsesiones de Pound) a veces la más pura, simple y directa poesía resplandece. Por todo ello, esta breve muestra es como sacar un vaso del agua más turbia de un río ancho y caudaloso.

BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE ENANOS

Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.
"Así se fundó Carnaby Street" 1970

Leopoldo María Panero

jueves, 23 de octubre de 2008

La generación Nocilla


Autor: Miguel Espigado.


¿Qué es la generación Nocilla?

Generación Nocilla es el término que han utilizado Elena Hevia y Nuria Azancot para referirse en sendos medios de comunicación a un grupo de escritores que fueron congregados a finales de Junio de 2007 en el Atlas Literario Español, un encuentro de nuevos narradores promovido y organizado por Seix Barral y la Fundación José Manuel Lara. En concreto, fue el articulo publicado por Azancot en El Cultural el que encendió la mecha de un interesante debate que durante los días previos a esta entrada se ha desarrollado en el blog de Vicente Luís Mora, donde ha participado, entre otros muchos posteadores anónimos, un sector representativo de los escritores aludidos.


La discursión ha gravitado principalmente en torno a tres cuestiones: ¿Existe la generación Nocilla? ¿Quiénes son? ¿Generación Nocilla es el nombre adecuado?


¿Existe la generación Nocilla?


Aún repudiando el término y sus implicaciones, Vicente Luís Mora se pregunta si realmente hay algo que, con otra denominación, una los nombres de estos autores.A Eloy Fernández Porta, Generación Nocilla no le dice absolutamente nada y prefiere explicar esa realidad literaria desde su propio aparato crítico, recogido en su ensayo Afterpop (Berenice. Córdoba, 2006). Resume Afterpop como el nuevo paradigma estético que ha surgido en respuesta a la condición social creada por el exceso simbólico que han provocado los medios. Dicha respuesta estética no es necesariamente generacional, nacional y ni siquiera literaria, pero dentro de ella se puede encuadrar lo que otros se refieren como Generación Nocilla, que quedaría entonces como el grupúsculo de manifestaciones literarias nacionales que se inscriben dentro el contexto del Afterpop.


También Jorge Carrión rechaza el apelativo y sitúa su escritura en el exterior de ese grupo, que considera hipotético y relaciona con los escritores atentos a la literatura norteamericana. Como máximo punto de coincidencia, prefiere hablar desde lo personal de una red de amistades (interlocutores, cómplices) que incluye a algunos de los autores de la propuesta. Sin embargo, no niega que exista una “sintonía generacional” entre varios creadores que entre comparten una actitud nueva ante las tecnologías, la superación de la “dicotomía en partidos de izquierdas y derechas”, “la frecuentación de países e idiomas”, “una formación académica interdisciplinar”, entre otras cosas.


Germán Sierra prefiere hablar, como Carrión, de un “embrión de red literaria” que en los últimos años ha tratado de definir el “contexto socio cultural y literario” que ahora se quiere llamar Generación Nocilla, denominación de cuyas implicaturas Sierra reniega igual que los demás. No se trata de un colectivo artístico con consignas acordadas sino la “mini eclosión” de una nueva literatura, fruto de la coincidencia en varios aspectos de la labor de una serie de escritores.
Juan Carlos Márquez coincide en que hay una nueva manera de entender la literatura porque las peculiaridades de nuestra época afectan a la estructura y estética de la narrativa. Reconoce la existencia de nuevos escritores, entre los que se incluye, pero matiza que no se trata de una novedad absoluta sino por comparación al panorama conservador que impera en el mercado actual.


A Agustín Fernández Mallo tampoco le gusta Generación Nocilla como apelativo, pero confirma la opinión de que existe una red que se fundamenta en “un estrato sociológico común” cercano a lo que definió Carrión. Para explicar esta influencia y repercusiones estéticas comunes, considera el Afterpop de Eloy F.Porta como la teoría idónea que además podría dar nombre al movimiento. Considera además característico de esta red su condición marginal, en contraposición a la situación de grandes popes de la literatura como García Márquez.


Por último, Mario Cuenca también ve la existencia de coincidencias entre los escritores aludidos, que se deben no a una influencia recíproca sino a las condiciones sociológicas comunes.


¿Generación Nocilla es el nombre adecuado?


Todos los escritores reaccionan con mayor o menor contundencia contra el término Generación Nocilla y todo lo que implica. Para Vicente Luís Mora y Germán Sierra, hablar de generaciones actualmente carece de sentido. Como para Jorge Carrión, que considera la generación como “un eclipse, un círculo cerrado”, algo que no puede definir las relaciones de los nuevos escritores, aunque sí habla de una “sintonía generacional” que surge siempre entre creadores de una misma etapa histórica. Fernández Mallo apunta: “¿Para qué generaciones? Yo soy mi propia generación. Como persona fundamentalmente individualista que creo que soy, no me gusta que me metan en un grupo o generación alguna”.


En cuanto a “Nocilla”, Vicente Luís Mora indica dos posibles orígenes, uno alimenticio y otro literario, ninguno de los cuales le parece justificado. Junto con Fernández Mallo considera que Nocilla Dream no es una influencia para la mayoría de las novelas de los escritores aludidos, y por tanto no puede considerarse paradigmática. Mario Cuenca, en cambio, cree que el nombre no se justifica por una cuestión de influencias sino por la repercusión de Nocilla Dream, como hecho simbólico de la emergencia de estas literaturas.


Todos coinciden en que Generación Nocilla es un término periodístico poco afortunado. Puestos a asumir una denominación común, prefieren las propuestas que se desprenden del trabajo ensayístico de Eloy Fernández Porta (Afterpop) y Vicente Luís Mora (La Luz Nueva), los dos críticos que más han trabajado sobre este grupo de escritores del que son parte integrante.


¿Quiénes son?


En el artículo de El Cultural, Nuria Azancot nombra a los siguientes autores como integrantes de la Generación Nocilla:Vicente Luís Mora, Jorge Carrión, Eloy Fernández Porta, Javier Fernández, Milo Krmpotic, Mario Cuenca Sandoval, Lolita Bosch, Javier Calvo, Domenico Chiappe, Gabi Martínez, Álvaro Colomer, Harkaitz Cano, Juan Francisco Ferré, Germán Sierra y Fernández Mallo.


Vicente Luís Mora señala estas carencias en la lista:Diego Doncel, Mercedes Cebrián, Robert Juan-Cantavella, Salvador Gutiérrez Solís, y Manuel Vilas.


Eloy Fernández Porta reniega de las listas y señala las trampas que suponen para un crítico nombrar o reseñar un puñado determinado de autores (siempre excluyente). Aún así, le parece indispensable añadir dos nombres a los anteriores:Robert Juan-Cantavella y Vicente Muñoz Álvarez.La lista total (y provisional) de la (provisionalmente) llamada Generación Nocilla es la siguiente:Vicente Luís Mora, Jorge Carrión, Eloy Fernández Porta, Javier Fernández, Milo Krmpotic, Mario Cuenca Sandoval, Lolita Bosch, Javier Calvo, Domenico Chiappe, Gabi Martínez, Álvaro Colomer, Harkaitz Cano, Juan Francisco Ferré, Germán Sierra, Fernández Mallo, Diego Doncel, Mercedes Cebrián, Robert Juan-Cantavella, Salvador Gutiérrez Solís, Manuel Vilas, Robert Juan-Cantavella y Vicente Muñoz Álvarez.


Para saber más:





La novela perdida de Artaud en México

Autor: David Huerta
Revista ALFIL, revista del instituto francés de América latina.

1

En el México de los años treinta hay una novela pérdida que, desde luego, no seré yo quien redacte. En primer lugar por mi constitutiva incapacidad para escribir narraciones- sencillamente contar historias: que-pase-algo, como me repiten los que saben- y en segundo término porque la grandeza y las miserias simultáneas de su tema me parecen inaccesibles y me resultan literalmente intratables. Pero en esa novela puedo leer, como entre sombras, cosas que me estremecen y me conmueven. No es una novela inexistente: es una fábula virtual.

A la manera de ciertos cuadernos de Nathaniel Hawthorne comentados por jorge Luis Borges- con tanta avidez que más parecen invenciones de éste- quisiera resumir la posible trama de esa novela pérdida. Ese resumen quisiera acercarse al espíritu de ese relato, no más; pero quizás no pueda evitar indicar, como cuando se señala con el dedo algo que nos atrae o nos impresiona, el posible curso de acontecimientos de la narración. El fantasma que invoco fue un personaje y fue, también varios personajes. Era el poeta, actor y dramaturgo francés Antinin Artaud(1896- 1948).

2

Un poeta visionario cruza al Océano Atlántico en busca de imagenes. No es cualquier poeta: ha inventado el Teatro de la Crueldad y está hastiado de la cultura europea, a la que ve como un paisaje en ruinas. Son los años magnéticos- un magnetismo oscuro de inminencia- de la entreguerra. Francia ha pasado por el torbellino de las vanguardias; Alemania se lame las heridas; la Unión Soviética es un planeta desconcertante en el panorama del siglo. El mundo es un jeroglífico abismal.

El visionario está desesperado, desgarrado. Su rostro tiene algo heroico: rasgos de Poe, de Rimbaud, del Conde de Lautréamont, o mejor aún, de Maldoror. El viaje al otro lado del mar es también como suele ocurrir, un viaje al interior de si mismo ; pero por las vías más tortuosas imaginables; las drogas lo han devastado y a la vez le han dado vislumbres de una realidad aparte, de lo que sucede en la otra orilla. Los ritos que busca y las culturas que desea conocer lo curarán. O por lo menos así lo espera.

Su viaje culminará en un ascenso que es al mismo tiempo una ascensión. Sube a la neblinosa y encrespada tierra mágica de los rarámuri a atestiguar ceremonias que le sugieren extrañas ideas -como las de que algunos pasajes de Platón en los que este se refiere a la Atlántida tienen una relación directa con los ritos de los Taraumaras. Prueba el peyote y tiene otras visiones, diferentes de las que le han impuesto las drogas heroicas y opiáceas; cree encontrar en el corazón de esas visiones una dimensión paralela de la existencia en la que sería posible la salvación.

El viaje de Artaud a México le sirve para perfeccionar se imagen de sí mismo. Pero no son los tarahumaras, el peyote, las montañas del norte de México ni las evocaciones de la Atlántida lo que marcará ese viaje más profundamente.

3

El visionario ha estado antes en la Ciudad de México, un lugar que le debió parecer gris, opaco, sobre todo en comparación con el París de la entreguerra, en donde ha militado con los surrealistas y participado en algunos escándalos de jóvenes furioso y rebeldes.

Pero en esa ciudad hispanohablante encuentra espíritus afines: el doctor y poeta Elías Nandino, quien lo ayuda de todas las formas posibles a sobrellevar sus adicciones; el poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón... Para éste, Artaud es "una antorcha viva". de ellos tenemos testimonios del doliente francés; pero por ellos sabemos también que la vida de ese hombre desgarrado en México estaba llena de lagunas, es decir, largos momentos de los cuales ellos nada supieron. Esos momentos serían el punto de partida, el material, el escenario y el fondo trágico de la novela perdida de Artaud en México. Nadie ha sabido de esos momentos ni de ellos ha quedado registro literario, documental o autobiográfico alguno. Pero en ese tiempo clausurado e ignorado en la vida de Artaud está la semilla, oscura e inquietante de la novela.

4

Antonin Artaud conoció a aquellos que en 1944 otro poeta amigo de Elías nandino y de Luis Cardoza y Aragón, llamaría "hombres del alba." Efraín Huerta los describía poéticamente con estas líneas poderosas, en un libro que en 1944 cumplió medio siglo de publicado:

Son los que tiene en vez de corazón
un perro enloquesido,
o una simple manzana luminosa,
o un frasco con saliba y alcohol,
o el murmullo de la una de la mañana,
o un corazón como cualquier otro.
Son los hombres del alba.
Los bandidos con la barba crecida
y el bendito cinismo endurecido,
los asesinos cautelosos
con la ferocidad sobre los hombros,
los maricas con fiebre en las orejas
y en los blandos riñones,
los violadores,
los profesionales del desprecio,
los del agua ardiente en las arterias,
los que gritan, aullan, como lobos
con las patas heladas.
los hombres más abandonados,
más locos, más valientes:
los más puros.

5

La novela contaría las andanzas de Artaud en el underground de la ciudad de México en los años treinta, con todos esos "Hombres del alba" que le muestran acremente el reverso de la experiencia europea. ¿Cual es para el alma de Artaud la lección de esas extrañas jornadas con los teporochos y los vagos de la ciudad?La violencia en eso que unos años más tarde los economistas de las Naciones Unidas van a llamar "país subdesarrollado"; la violencia de una ciudad que comienza a ser moderna pero todavía arrastra muchas presencias, atmósferas y rasgos diversos de la vieja ciudad colonial, prehispanica; la violencia en compañía de los bandidos, los asesinos, los maricas, los violadores, "los profecionales del desprecio" - Esa violencia sería el fondo de la novela perdida de Artaud en México.

Si quiere, el novelista que rescate esta novela perdida de los años treinta puede hacerla también un relato histórico: el México de la entreguerra, la transición del caudillismo posrevolucionario al México sexenal inaugurado por Cárdenas, las tensiones mundiales (frentes populares, nazifascismo en ascenso, rearme), todo ello contrastado con la tragedia ferozmente individual del poeta desgarrado, perdido en una tierra extraña y llena de incitaciones.

6

Artaud ve y experimenta algo en la ciudad de México que lo transforma y de lo cual nunca va a hablar o escribir. Eso que ve y vive en los arrabales de México es lo contrario de una revelación; es una contrarrevelación. Pero es de tal manera intenso y decisivo que va a serlo para siempre.

En Rodez, durante su confinamiento en los muros psiquiátricos, se hace amigo de un joven árabe con el que conversa íntimamente hasta llegar al punto nodal de su experiencia mexicana. A su joven amigo llegado del norte africano -y víctima de lo que se llama "un shck cultural" de inadaptación- le revela estremecido su contrarrevelación.

Artaud alcanza la paz -una paz trágica, lacerada por relámpagos alternos de lucidez y locura- y su amigo árabe se "cura": es una curación trágica, también. Esa curación y las extrañas armas espirituales que le dio la contrarrevelación de Artaud surgida en los arrabales de un México infestado por la pureza anárquica de los "hombres del alba", lo llevará en la juventud y en la edad madura a participar en las sangrientas guerras de la liberación africana, en especial en Argelia, como si el legado del poeta herido lo hubiese transformado radicalmente. Tal sería a grandes rasgos, la trama de esta novela virtual.

miércoles, 22 de octubre de 2008

¡Por fin!

Después de tanto tiempo y contratiempo, de tanta exigencia y tanto ¿qué pasó con el blog? por fin comenzamos y a partir de ahora los miembros de este grupo podrán poco a poco ir dándose a conocer.