miércoles, 29 de octubre de 2008

La poesía de Julio Cortázar: primera fundación intertextual*






Cynthia Gabbay



Otro Julio se intuye cuando de poesía se trata y una obra enmascarada inicia el primer plano. La voz de Julio Cortázar nació como la voz lírica de “Julio Denis”. En 1938, fue publicada en Buenos Aires su primera obra, Presencia: cuarenta y tres sonetos firmados por un joven poeta desconocido, Julio Denis. Durante algunos años, el poeta continuó construyendo la voz de su homónimo. Publicó su primer cuento, “Llama al teléfono, Delia” en la ciudad de Chivilcoy y en 1941, un artículo entorno a la figura de Rimbaud en la revista Huella. Un año más tarde, Julio Denis firmó el prólogo del libro de su amigo Domingo Zerpa; pero cuando publicó su cuento “Bruja” en 1944, trazó el rostro de “Julio Florencio Cortázar”. A lo largo de los años ´40, el escritor traduce a Jean Giono, Gide, Chesterton, Poe y Defoe y firma con su nombre completo. Sólo en 1949, “Julio Cortázar” aparece como autor del poema dramático Los Reyes. El joven poeta, Julio Denis, desapareció, adelantándose e incluso anunciando ya la retirada de 1951 cuando Julio Cortázar abandonara la “madre patria” instalándose definitivamente en París. Pero Julio Denis no murió sino que se convirtió en la faceta enigmática del escritor Julio Cortázar, quien continuó escribiendo poesía “secretamente”, como si ésta invocara una palabra prohibida. Cortázar introdujo numerosos poemas dentro de sus libros misceláneos, novelas y almanaques, como si su única función consistiera en adornar la prosa o alumbrar cual cometa sobrevolando el caos del big bang del “Boom” latinoamericano.
En diversas revistas, a lo largo y ancho del mundo, sus poemas, pequeños y tímidos ámbares, pasaban desapercibidos. Sólo en 1971, en el contexto de la traducción y publicación en italiano de La raggione della colera (aparecida sólo póstumamente en castellano), se da a conocer en Barcelona Pameos y meopas. Durante la época que precedió su anunciada muerte, Cortázar preparó su último libro, destinado a ver la luz cuando los ojos de su amo y señor se cerraran, dando un golpe de gracia que sellara con poesía el pasaje iniciado por la Poesía, una poesía entrañadamente distinta.
La pregunta que se impone al observar el desarrollo lírico de Julio Cortázar es hacia dónde se esfumó el poeta Julio Denis, quien componía sonetos estilizados adoptando una concepción de mundo extremadamente cercana a aquella del poeta francés Stéphane Mallarmé y a la métrica y el lenguaje petrarquistas. ¿Acaso el hecho de que el nombre de Julio Denis desapareciera del mundo de la imprenta implica inevitablemente la muerte de la voz lírica y meta-lírica que apenas naciera en Presencia? Eso es lo que parece. Pero el trabajo de tesis intentará localizarla dentro de la voz de Julio Cortázar, en sus tonos huidizos, en sus libros tardíos que no rechazaron la relación con la lírica de Stéphane Mallarmé, sino que la desarrollaron, abriéndose a un diálogo multidimensional con diversas poéticas, y en particular con la lírica camaleónica de John Keats. Luego de esta introducción, ahondemos en el nacimiento de la voz del poeta en la obra Presencia. Los cuarenta y tres sonetos se erigen como un solo poema, dividido prolijamente en estrofas y ritmado por sus rimas, siguiendo los modos de los petrarquistas españoles, y los poetas italianos y franceses a lo largo de la tradición lírica, hasta que en 1887, el poeta francés Gustave Kahn compusiera los primeros versos libres. Aquí nos centraremos en el aspecto mallarmeano que atañe a la poesía de Julio Denis.
Presencia está dividido en cinco partes que construyen paulatinamente la figura del Poeta, definen su voz, lo engendran y finalmente le otorgan el derecho de expresión. El elemento literario mallarmeano más significativo es el concepto de la Nada, el génesis posterior a la lucha entre el Poeta y el “plumífero Dios”, una lucha teocida que permitió la desaparición del Dios y creó la Nada (le Néant). Esta Nada posibilita el espacio de residencia del reino de la Ficción, en el cual el mundo resulta como ejercicio de la palabra humana, la palabra del Poeta en este caso. Y el nuevo Ideal en el reino de la Ficción no es el “Absoluto” tal como lo fue en la tradición lírica, sino la Belleza, la cual Mallarmé figura en su personaje alegórico Hérodiade. También Julio Denis se refiere al Dios como un personaje deconstruído, una figura desintegrada, de la cual no han quedado sino “fragmentos” en el espacio de la Nada. Pero en tanto que para Mallarmé el mundo sometido al reino de Dios ha desaparecido por completo, desde la visión de la voz lírica de Julio Denis aún coexisten dos mundos paralelos que participan del mismo espacio en el universo físic

(fragmento) *Esta ponencia fue elaborada en febrero del 2008 en el contexto de la preparación de la tesis de doctorado La poesía de Julio Cortázar: Intertextualidad y Otredad literaria.

3 comentarios:

Uva 1 dijo...

No es por nada pero ya la caquita poniendo ensayos... jaja. Hablen del grupo, cerotes, de qué va mascara suelta, por qué está suelta la mascara, etc., etc.

Puta, al menos que los ensayos sean de los mascaras sueltas.

Manuel dijo...

Calma, en eso estamos, otras ocupaciones me han alejado de ello y eso que a mí me lo encargaron. Ya lo tendrán.

Rantés dijo...

muy cierto Dario.