Máscara Suelta
Grupo Literario
lunes, 29 de abril de 2013
Ludwing Varela: “La poesía es mi oficio”
viernes, 4 de enero de 2013
¿COLISEO EN TEGUCIGALPA?
lunes, 10 de octubre de 2011
Fragmento de "Autobiografía de un hombre sin importancia"
La noticia era helada. Sentí frío, mucho frío. El invierno se adelantó en mi cabeza, y no podía soportar con eso. Me fui en busca de unas botellas ¿Quién puede pelear contra la naturaleza? Quince días después me encontraron entrando a un hotel cerca del centro. Iba con una hermosa mujer, eso fue lo que me dijo un amigo, porque ahora que pienso en ella y quiero recordar su rostro, no puedo hacerlo. Parece que su imagen esta prohibida a mi recuerdo, y que no es necesario recordarla, que no es necesario pensar en ella.
-¿Y como era? Descríbemela. Le dije
-Es la mujer más hermosa con la que te he visto. No podía creer que eras vos, aunque desde que te vi sabía que eras vos, no se como explicártelo, o ella era una tipa fea, como todas las tipas con las que salís, pero como no era fea, Dios me perdone por mencionar esa palabra y estar hablando de ella, entonces no podías ser vos ¿O te ganaste el premio? Era una cosa o la otra
-Que putas, se lo gano un pendejo, yo no tengo nada de dinero, solo recuerdo que la tipa arreglaba una llanta de su carro, me acerqué para ayudarle y al terminar, me dijo que por lo menos aceptara un trago como pago por la ayuda. Le dije que no, que lo dejara así, me dijo que no despreciara su bondad. Le dije que aceptaba por no despreciar su bondad, pero que si despreciaba el trago que me ofrecía. Sonrió, solo recuerdo su sonrisa, así como la del gato de Cheshire. Y luego me monté a su auto. Partimos del lugar, se metió a una tienda de licores y entró al auto con varias botellas preguntándome de cual quería. En tono de broma le dije que las quería todas. Sonriéndome me contestó:
-Ludwing, estas botellas son para vos, y si queres, podes compartirlas conmigo
-¿Como sabes mi nombre?
-Vos escribiste un cuento que me gustó sobremanera
-¿Que cuento?
-“El perrito que reía”
-¡Ah!, si… “el perrito que reía”
-Mi esposo lo leyó, y me dijo – Al fin leo algo de ver en un diario hondureño. Me lo enseñó, lo leí, lo volví a leer y lo leí otra vez. Ese día al acostarme recordé las imágenes, recordé la adorable descripción del perrito. Su olfato sobrenatural, La forma de mover su cola, la irresistible manera de pegársele a las personas, su manera de ladrar. Y al día siguiente llevé el diario al trabajo, antes de bajar del carro lo leí otra vez. Terminó el día y lo leí de nuevo, se me estaba volviendo una obsesión la lectura de tu cuento. Hasta tuve la absurda idea que el perro de ese cuento sería mi mascota. Entonces anduve con el diario por todos lados, por todas partes adonde iba. Y cuando alguien notaba que siempre lo cargaba y me preguntaban el por qué, les decía – Es mi mascota, un perrito encantador, solo que para conocerlo deben leerlo. No es como los otros perros, no se deja ver porque es un perrito muy tímido. Mis amigas se alejaron de mí cuando les salía con esas cosas, solo unos pocos amigos me entendieron, es lo que creo. Pero si se alejaban de mi o no, no era algo que me afectara, porque cada vez que leía tu cuento, me sentía consolada, sentía la compañía de un ser tierno y adorable. Y aparte, no tenía que estar limpiando las cochinadas del animalito. En fin, tu perrito era la mascota que siempre había deseado. Averigüé quien eras, donde te llevabas, por que calles pasabas y entonces cuando te vi que venias caminando dos cuadras atrás, aproveché a pararme y fingir que mi llanta estaba mala, pero como vos andas tan tomado, no te fijaste que la llanta no estaba mala, pero eso no importa ¿Vamos a tomar o no?
Y tomamos, tomamos y después el recuerdo se me fue ahogando entre trago y trago. De lo poco que recuerdo, es que la tipa me alababa, y me daba las gracias por haberle regalado una mascota tan encantadora sin antes haberle preguntado si la quería. Sin duda la tipa estaba loca, sin duda me subí a ese carro porque estaba muy borracho. Pero sin duda bebí todo lo que quise, y sin gastar un cinco. ¿Sabes que fue lo peor? Y eso si lo recuerdo, aunque sea un poco. Un día de esos quince días que anduve con ella por todos lados, un tipo llegó al bar donde estábamos, ella me tenía de la mano, él me saludó muy amenamente. Hablaron sobre la biblioteca de Alejandría, y el tipo le decía a la mujer que habían encontrado en la casa de un escritor español una gran parte de esa biblioteca en su casa. Y que el tipo, antes que la policía le confiscara los libros, por esas mierdas de la UNESCO y todo ese rollo, se comió unas hojas de uno de los libros perdidos de Aristóteles, y ahora, el tipo ese, anda escribiendo una nueva poética, que la RAE utilizará para que los poetas se rijan por ella de ahora en delante. La RAE y sus pendejas, vos sabes. Eso no es lo importante, luego el tipo le dijo a la mujer que le enseñara su mascota, ella sacó el diario de su bolso, el tipo leyó el cuento. Reía cada diez segundos y pasando sus dedos sobre las hojas como quien los pasa sobre el lomo de un perrito decía – Buen perrito… buen perrito. Y se despidió de ella con un beso en la boca. Le pregunté quien era y me dijo que era su esposo. Me quise ir, vos sabes que no juego en esas ligas, pero su mano me sostuvo, -No te preocupes, él es quien me da el dinero para que pueda salir con vos. No te preocupes, él nunca se enojaría porque me acueste con vos. De hecho, él se siente orgulloso que su mujer salga con alguien como vos, con un gran escritor como vos. Seguí tomando y después de eso no recuerdo nada. Las imágenes se me han ido escapando, los recuerdos me han abandonado. Y luego vos que me viste, por suerte, para sacarme de las garras de esa loca. Pero sabes lo bueno, olvide las penas que me aturdían, bebí lo que hubiera bebido si hubiera ganado el premio. Pero sabes lo bueno, que fui feliz por unos momentos. Que fui feliz en medio del invierno que se me había anticipado. Eso es lo bueno, sabes, eso es lastimosamente lo único bueno.
Fragmento de la novela de Ludwing Varela que muy pronto saldrá a la luz, y no se extrañen, esta novelita, viene de las tinieblas.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Zaz
Es una banda francesa con un toque urbano y folclórico francés, tiene buena calida música, sobre todo por el contrabajo y las voalizaciones de la chica, en términos de letras es a veces dulce y otras un tono saccástico que no molesta sino que más bien invade,
lunes, 4 de julio de 2011
Mínima apreciación sobre la crítica hondureña
Sin duda alguna, hay veces que el intelectual hondureño, o mejor dicho el estudioso hondureño, (que ya esos dos términos llevan mucha distancia entre si) al tratar los temas de la literatura de nuestro tierra, pecan de patriotas, y adulan, ya sea inconsciente o consciente mente escritos “literarios” de muy pobre calidad. Hay en nuestros días pocos estudiosos de las letras en nuestro país, pero a pesar de su reducida cantidad, son los que muestran a los lectores, con su punto de vista crítico, mas no por eso sincero, la nueva literatura que adorna las librerías nacionales. Cabe decir, que son muchos los libros que están en esos mismos estantes y no por eso son literatura. Entonces, hablando de los estudiosos, a los que en general se les llama “críticos” tenemos figuras que con arduo trabajo se han dedicado años y años a la investigación literaria de las letras hondureñas, pero realmente no han indagado con verdadero énfasis literario al estudio de los textos de mayor relevancia, ya que también han dedicado parte de su tiempo, ya sea a leer, a consultar, a comparar, o hacer biografías de la gran mayoría de malos autores que publican las barbaridades que salen de su pobre imaginación y de sus pobres lecturas, aunque también encontraremos casos de otros, que por leer mucho, creen que tienen la facultad de escribir bien y los libros de estos, llegan a ser peores que los que no tienen el menor conocimiento de las buenas letras.
Hago esta introducción, porque hace unas horas al leer “Historia de la poesía latinoamericana” del Doc. Menéndez Pelayo, me encuentro con su punto de vista en oposición al de él Doc. Rómulo E. Durón. Cuando nuestro estudioso comienza a hablar del padre Reyes en las pastorelas, publicadas en 1905, se pueden leer estas apreciaciones; “Hombre de extraordinario talento” “Poeta inspirado y dulcísimo” “La antorcha de su genio…” “Privilegiada inteligencia” “Cerebro luminoso” “Artista delicado y genial” “Poeta inspirado y excelso” “Su alma fue una simbólica lira” “…Primores artísticos reveladores del más exquisito y depurado gusto literario” y se podrían encontrar más buenas referencias adulatorias sobre Reyes, pero con las antes puestas aquí, creo son suficientes para notar la pasión que ponen algunos estudiosos en los pocos autores que tenemos, o por lo menos en la época del Padre Reyes, pues eran poquísimos o casi nulos los hombres de letras que el pueblo había coronado con laureles. Entonces es cuando se comete el error de levantar a lo sumo a un poeta de mediana medida, como lo fue nuestro Buen padre Trinidad Reyes. Si el peso de su pluma hubiese sido del mismo peso de su alma, tendría un busto a la par del buen fray Luis de León. Con esto no digo que Reyes fue un mal poeta, porque comparándolo a otros de su tiempo, tampoco podría mentir y decir que sus pastorelas o sus composiciones satíricas o burlescas, no tenían algo en lo cual un buen lector podría complacerse al leerlas. Pero hay que ser claros, porque la transparencia en estos casos sirve para que las posteridades no caigan en las trampas de la historia, y así pueden saber que lo que es negro es negro y lo que es blanco es blanco. Si alguien lee al Marques de Santillana, a Fray Luis de León, Lope de Vega, a Góngora o a Garcilaso con sus églogas, sabrá de inmediato, que la obra de estos hombres es sumamente superior a la de nuestro buen padre Reyes. Y repito, no obstante, esto no quiere decir que para nosotros no sea significativa.
Cuando un hombre de la envergadura de Menéndez Pelayo hablaba de literatura, se sabe que lo que decía es los más cercano a un punto de vista objetivo. Y para no hacer más largo este pequeño articulo, que a lo mejor me hará ganar el desprecio de algunos hombres de letras que no creen en un mejor futuro literario que el de nuestro pasado, pondré ante sus ojos los puntos de vista del señor Pelayo.
Cuando Pelayo habla sobre la literatura de Honduras comienza con estas líneas. “En Honduras, donde la literatura colonial no había llegado a manifestarse por falta de imprenta, floreció a mediados del siglo XIX un poeta de relativo mérito y original carácter, cuyo nombre casi ignorado fuera de los limites de aquellas República hasta estos últimos años, ha tenido un renacimiento póstumo con la edición de algunas de sus obras y de los importantes estudios biográficos que se le han dedicado. LLamábase este varón docto y piadoso. Fr. José Trinidad Reyes” Si se hace hincapié en los pocos adjetivos que Pelayo le impone a Reyes, podemos ver que tienen más peso los que hablan del hombre, en su forma de ser, que los que se refieren a su labor literaria. Y más adelante, Pelayo continua con otras apreciaciones; “Fue modelo de virtudes sacerdotales” Siguiendo con las apreciaciones de el modo de ser de nuestro buen hondureño. Continua diciendo…“Predicador fervoroso y elocuente, principal educador de la juventud de su país” “Espíritu amable y benévolo”. Ahora cuando comienza a hacer su trabajo de crítico, (Que es lo que a ustedes les ha de interesar) dice lo siguiente; “Poseía algunas dotes poéticas, aunque sólo se mostraron aventajadamente en un género lírico dramático, que tiene verdadera originalidad en la literatura americana…” pero termina esta frase con líneas casi aniquilantes “… y muy rancio abolengo en la peninsular” Y para ahondar mas en el asunto, continua con lo siguiente; “Estas pastorelas no son otra cosa que la interesante prolongación, en pleno siglo XIX, de los viejos Autos de Navidad, cuya existencia en Castilla consta desde el siglo XIII, y de los cuales ya en el siglo XV se encuentra algún ejemplo anterior a Juan de Enzina. En él y en todos los primitivos autores de nuestro teatro abundan” Y nos continua diciendo… “Nos parece evidente, que su autor conocía a Lope, pero no creemos que hubiese llevado más allá sus investigaciones” Queriendo decir que nuestro poeta, de haber conocido la obra completa de Lope, que sin duda, ya se había recopilado en esos días, habría sabido de inmediato que lo que él hacía con sus pastorelas no era nada genuino. (Léase de Lope, Las Pastorelas de Belén) Más adelante continua con su punto de vista critico el señor Pelayo “Las pocas composiciones liricas que he visto de Reyes (Y habla de todas las pastorelas) son inferiores a la medianía…” Y así continua, como quien tiene para el final de su critica algo mas que decir, algo que se tenía guardado para cerrar su punto de vista. Y como ejemplo nos deja esta ultima afirmación devastadora; “ Sus himnos patrióticos son verdaderamente detestables. Para muestra basta un botón:”Qué de males
"¡oh América! Te hizo
El osado Colón al hallarte!
Oh! Si al cielo pluguiese a otra parte
Su funesto bajel conducir"
Es entonces, que puede decirse que el patriotismo es capaz de cegar a las personas con mejor visión. Pero no obstante, y para terminar estas líneas de criticas y de críticos con diferentes puntos de vista, hay que pensar en lo siguiente; Cuando un critico hace un estudio de un autor de su patria, la frialdad debe ser la herramienta a utilizar para dar las apreciaciones más justas, porque si no, habrán otros críticos, de mayor envergadura, que saldrán a la defensa de la verdad, aunque todos ha de preguntarse ¿No es la verdad de la critica la verdad más subjetiva de todas?
lunes, 23 de mayo de 2011
Muere el premio Nacional de literatura Roberto Sosa
Son las 11 de la mañana del 23 de mayo del 2011, y Sosa desplegó sus alas hace algunas horas, para cruzar la línea de este mundo donde los pobres son muchos. Sosa, quien fue distinguido con muchos premios, entre ellos; el “Adonais” en España, con su poemario “los pobres” siendo el primer latinoamericano en obtenerlo, el “Casa de las Américas” en Cuba con su libro “Un mundo para todos dividido” y el premio nacional de literatura de este país, entre otros. Sosa, criticó fuerte y sinceramente la sucia sociedad en la que le toco vivir y así se ganó el rencor de algunos grandes y el respeto de su pueblo, quien ha sabido valorarlo y engrandecerlo. Yo lo recuerdo como un hombre fuerte y con valor, sobre todo con valor, porque a pesar de dejar a la luz “Sus secreto militar” en aquellos años que la injusticia era el pan de cada día de nuestra tierra (No obstante hoy es tan similar como ayer) me contó una tarde que no se quebró ante ciertas circunstancias que le afrentaron, que no se doblegó cuando el rector de la universidad donde hoy será llevado su cuerpo, en aquellos días le echó, por tener la palabra grande y sincera, fuerte y afilada. Hoy los diarios de muchos países y los principales diarios del país tienen la noticia entre sus páginas. El grupo literario “Mascara suelta” quien debe su nombre a su legado poético, hoy esta de luto y da su sincero pésame a su esposa e hijos.