Ustedes pueden buscar a Learny en la internet y les saldrá que no es más que un psicólogo que experimentó con L.S.D., que tuvo importantes conexiones en el mundo de la contracultura y que por tanto es amigo de más de algún Beatnik; que murió en 1996 y nació en 1920 y en 1955 (Con dos veces es suficiente) que tuvo repetidos problemas con la ley e incluso fue acusado de conspiración. Crea usted lo que quiera, total la realidad , como dice este vídeo, se construye; pero no caiga en el solipsismo. El video me parece "bueno" y eso es todo.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Polusa Poezii "Timothy Leary"
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Contratiempo
Para entonces no era yo más que una sombra, mitad humana, mitad nada; un salteador del camino, atraído por la inmensidad del abismo. (Josué Molina)
Está bien, yo la maté. Supongo que el haberlo hecho fue parte de algún simple proceso, o de una imaginación del pensamiento, quizás un suceso dentro de aquel laberinto de tiempo y confusión, una interminable franja de formales monotonías y agudas realidades. No lo sé.
Tendré que decir que la amaba, mi vida estaba tan llena de nada y a la vez tan llena de ella, su voz hacía eco en mi memoria y su figura era una imagen casi fotográfica dentro de la misma. Cinco años de ser vecinos y ella no lo sabía, bueno, no sé, tal vez lo sabía; creo que sí, lo que pasa es que ambos éramos tímidos…
-Jajaja…
-Shh, por favor ¡cállese! ¿De quién se burla, de mí? Por favor, ya no me vea con esa cara de idiota y déjeme contarle, aunque creo que usted ya lo sabe; no importa, quiero hacerlo.
Ella era bella, podría decirse que era demasiado bella: sus ojos, su cabello, sus labios, su silueta; en fin. Se llamaba Aurora o quizás María, tal vez Rocío; no lo sé, nunca lo supe, prefiero no saberlo, creo que así es más fácil olvidarla; me hizo mucho daño y por eso pasó lo que tenía que pasar. Yo no podía vivir sin ella, teníamos que estar juntos. Nadie la iba a amar como yo la amé; nadie, absolutamente nadie.
Todos los días se despertaba a las cinco de la mañana, yo en cambio, me despertaba quince minutos antes; tenía que observarla. Una hora más tarde ella estaba en su trabajo: una modesta e ignorada librería en el centro de la ciudad; - allí nos conocimos- no había día que yo no frecuentara dicho lugar, ella siempre me atendía, se sonreía conmigo, me observaba fijamente, a veces con curiosidad. ¿Por qué se ríe? No lo entiendo, por favor deje de joder y escuche. Sí, me miraba fijamente con esos ojos que aman, yo también me detenía a observarla, aunque mi tímido actuar me obligaba a bajar la mirada rápidamente. Siempre que podía comprar un libro lo compraba, eso sí, tenían que ser de los mismos autores de siempre: Panero y Dostoievski. Podría decir que compré todos los libros de estos dos autores, claro, algunos libros los compré más de una vez, por ejemplo: Poemas Del Manicomio De Mondragón y Crimen y Castigo. Los compré quince veces cada uno, todo por verla… (Profundo silencio)
Al salir de la librería avanzaba de forma acelerada recorriendo dos cuadras; me encontraba en el parque central de la ciudad, aquel sitio infectado de algún tipo de especulación colectiva, el típico y empobrecido panorama de una ciudad enmudecida. Podía observar cuantas mujeres quisiera, pero ninguna me llamaba la atención; sentía los esporádicos brotes de melancolía en los ojos de algunas y en otras era evidente el paroxismo de los amores que nunca entendían; todas caminaban al son de un mismo ritmo marcial, nunca traicionaban su camino, sus pasos se marcaban con la monótona y resonante precisión matemática de todos los días.
Nadie era igual a ella, definitivamente se había adueñado de mí.
Al abandonar las transitadas calles de mi ciudad emprendí el regreso a casa (una horrible pocilga de arcaica estructura, tejas semi uniformes, paredes picadas y extorsionadas por la variedad de grafiti que algún artista callejero habría plasmado, ventanas selladas con reglas de madera carcomida ,y un fétido olor a excremento), mi bella casa, el palacio donde concurre mi soledad, mi bien acomodada posada de fina estructura, tejas uniformes y paredes blanqueadas, objetos de finísima porcelana y generoso olor a pino. Regresaba a la misma hora de siempre, cuando mi reloj contabilizaba las dos de la tarde; subía hasta mi habitación, bueno, realmente todas eran mis habitaciones, la casa era completamente mía. Al entrar a la habitación lo primero que hacía era recostarme sobre una confortable cama, escuchar música de Enrique Bumbury, y leer los poemas adheridos a la pared que en honor a ella habría escrito. Tenía que esperar cuatro horas para lograr verla de nuevo, mientras tanto me miraba al espejo buscando la mejor pose con la cual me podría presentar ; repetía , diseñaba y rediseñaba distintas frases que utilizaría en nuestra primera cita, redactaba cartas que algún día le entregaría, dibujaba su rostro en cualquier lado; sabes, mi habitación es muy artística (un pequeño cuarto asqueroso compuesto por un piso lleno de excremento, un colchón constituido básicamente por resortes donde frecuentan ratas e insectos, paredes repletas de dibujos sin forma y poemas sin lógica alguna; poca iluminación, espejos y pedazos de espejos por todos lados, una tina llena de orines, un cielo rasgado, una silla de plástico color blanco, papeles tirados a lo largo y ancho de la habitación, una caja llena de andrajos pestilentes , y restos de comida que se confundían con la materia fecal.), tendría que verlo ¡cuánto arte! ¡Cuánta manifestación artística en una sencilla habitación! claro, todo fue conformado por la sobresaliente creatividad de un gran artista, un gran poeta, sí, un gran artífice de aquellas manifestaciones desinteresadas y personales; un intérprete de lo real y lo imaginado, que con elementos plásticos, orgánicos, lingüísticos o sonoros, expresó a gritos su mundo.
- Mire sus ojos, todavía miran con amor, todavía sigue siendo bella; está más pálida, cada vez más pálida, sus pupilas se cristalizaron, sus labios son como glaciales, fríos ¡tan fríos!
- Jajaja…
- ¡Ya no me vea así por favor!
Sí, el tiempo como de costumbre se consumía rápidamente; aquellas horas, minutos y segundos, eran tan sólo una crónica de mi vivir. Ya sólo faltaba media hora para su llegada, mientras tanto, yo leía algunos poemas de poetas de mi ciudad.
Las tareas vespertinas de siempre concluían con la entrada del crepúsculo; las arterias del tiempo aproximaban su llegada, entonces, tendría que arreglarme. – como todos los días- Me pondría mi traje color negro, zapatos de matices similares, peinaría mi cabello hacia atrás, bajaría de mi habitación hasta encontrarme en la puerta principal de mi palacio ; allí y justo a un extremo de la misma, guardaba un ramo de rosas, de color rojo y artificiales; claro, las recogía amacijando el ramo con ambas manos , posaba el mismo sobre mi pecho que se erguía con soltura , contenía la respiración y levantaba la mirada , luego exhalaba , retiraba mi mano izquierda para observar la hora que proyectaba el reloj (un vetusto objeto sujeto a la muñeca por un conjunto desquiciado de hules e hilos, conformado por un par de manecillas muertas; números dibujados con marcador y ordenados de forma absurda e incoherente), faltaban diez minutos para su llegada, para entonces yo la esperaría bien arreglado y como siempre , tras la puerta.
Al fin llegó; yo la observaba por la ventana a la cual me había movilizado, sabía que era ella quien llegaba al barrio, escuché los silbidos y la variedad de piropos que la multitud masculina pregonaba; vaya que era linda, todos lo sabían. Durante ese breve momento en el cual se dirigía hacia su casa yo estiraba la mirada para observarla y no perderla ni un instante, me detenía en su melódico andar, en sus caderas y sus bien torneadas piernas, en su cabello y en su rostro enamorado; la observaba hasta que se perdía, hasta aquel momento en que entraba y se refugiaba en aquel amasijo de piedra, madera y cemento. Así de sencillo, breve, y preciso; sí, eso era todo, lo mismo de siempre, la misma rutina, la misma escena.
- lo mismo, lo de siempre, hasta aquel día.
- ¿qué día?
Después de verla entrar en su morada y como en otras ocasiones, suspiraba, me llenaba de nervios, fui un péndulo entre el hecho de quedarme en casa y el salir, visitarla y platicar con ella, pero bueno, volvió a suceder, el miedo encadenó mis decisiones…
- ¿cuál miedo?
Otra vez me quedé observando las calles vacías, las paredes silenciosas y su ausencia. ¡Pero llegó él¡ lo vi y creía que era su hermano o tal vez su primo , quizás un familiar que hace tiempo no veía, no, ¡no! ¡No, no, no, no! era él, estaba vestido con un traje color negro, zapatos de matices similares, se peinaba hacia atrás, cargaba consigo un ramo de rosas color rojo que por supuesto no eran artificiales, no tendrían que ser artificiales porque seguro las entregaría ¡sí! ella salió, lo recibió con un beso y este le entregó el ramo de rosas, luego lo invitó a entrar y él accedió. Enloquecí, mis ojos giraban convulsivos, mi ritmo respiratorio se exaltaba con violencia, mis manos temblaban llenas de furia; corrí despavorido en busca de ella, salté el muro que protegía su guarida infiel y una vez estando adentro escuché eso…
- Jajaja… ¿Qué escuchaste?
- ¿Qué escuchaste?
- ¡Si! ¿Qué escuchaste?
- eso… ¡sí! ¡eso!
Ah, ah, ah, ah… ¡si, si, si, sí!...uhmmm, ¡si!! Dale ¡ ah, ah, ah, ah… uhmmm… ¡si, si, si¡ …
- ¡maldita!
Me encontraba de pie frente a la ventana de su habitación, estaba perplejo, completamente paralizado, mis ojos se derretían ¡me fue infiel! ¡Dejó de amarme ¡dejó de ser ella!¡cómo lo pudo hacer!...
Sólo esperé que terminara aquel cruel y desgarrador cuadro que a filo de alfiler hería alguna parte de mí, y cuando al fin concluyó me quité de la ventana recostando mi cuerpo sobre una pared, sonreí con una de esas sonrisas masoquistas, amortiguando el golpe; pasaron, no sé, tal vez veinte minutos, esos minutos ya no importan, ella se despidió de el y volvió a su habitación, yo me volví frente a la ventana de cristal del cuarto de sus infidelidades; la veía abrazar una almohada, cerrar los ojos y sonreír, ¡era tan cínica , tan falsa! Enfurecí, el vaivén de motivos justificó mi enojo, así que me lancé hacia ella ; me encontraba en su lecho junto a varios cristales esparcidos , tomé uno y lo adherí a mi mano derecha, la cual sangraba al oprimir el cristal; vaya que ella gritaba, lloraba, preguntaba y se quejaba: ¿Quién es usted?, ¿Qué le pasa?, por favor déjeme ,!Por favor ¡ !se lo suplico por el amor de Dios ¡ ¡Ja! Era una maldita mentirosa, como si no me conociera, ambos estábamos enamorados y ahora decía que no me conocía; eso me enojó aun más, así que la tomé del cabello y le dije que se callara, deslicé con suavidad mi mano sobre su cara, la miré a los ojos mientras esta lloraba, quise besar sus labios, pero no lo hice, en cambio besé su frente, despidiéndome de ella; luego hundí el cristal en su garganta removiéndolo de lado a lado; inmediatamente comenzó a temblar, su pulso se aceleró , la solté y cayó al suelo . Ya no gritaba. En cambio contraía el pecho y escupía sangre, me miraba a los ojos, esta vez yo no bajé la mirada; mis mejillas estaban cubiertas de lágrimas; me senté sobre su cama, la seguí viendo hasta que se paralizó, hasta que sus ojos miraron sin ella, la vi perderse, estaba allí, pero a la vez ya no estaba.
Yo no lo soporté; levanté la cabeza observando el cielo rasgado de la habitación, llevé mis manos hacia mis oídos, presionándolos para no oír nada ,cerré con fuerza los ojos; sentía fuertes y estridentes picotazos en el cerebro, escuchaba esas malditas voces gritar; abrí los ojos y experimentando algo similar a un efecto embrutecedor, comencé a ver borroso, fui presa de un mareo parecido a la embriaguez, mi visión del mundo y de aquella realidad se distorsionaba, todo comenzó a girar, mi corazón latía con desesperación; mis brazos, piernas y demás extremidades, temblaban.
La intensidad de todo aquello logró disminuir de manera paulatina, entonces fijé la mirada en el espejo que tenía frente a mí, y logré ver aquel ser tan horrible, tan aterrador y grotesco; lentamente subía mis manos hacia mi rostro, tocándolo y reconociéndolo; por algún motivo aquel ser desprovisto de belleza y hermosura, comenzó a hacer lo mismo.
Es difícil concebir dicho suceso, volteé mi atención hacia ella, la vi inerte, carente de sí, ausente en la trama del la vida y el tiempo.
- Aquí nacieron los días de siempre, y a decir verdad sólo han pasado cinco minutos.
Eran aquellos instantes los momentos más turbios y pesados de mí existencia, miré alrededor y observé los estantes llenos de libros de Panero y Dostoievski , luego me detuve en un libro que se ubicaba sobre una silla color blanco, el cual era una especie de antología dedicada a un grupo de jóvenes poetas de la ciudad; los discos de Bumbury estaban debidamente ordenados al igual que la ropa, aquella habitación era tan bella que aun con el piso manchado de sangre adquiría tintes muy estéticos; es extraño ,pero hay varios espejos y no sé si es la debilidad o algún tipo de delirio, tal vez alguna alucinación, pero escucho el bullicio de las ratas debajo de la cama y veo cucarachas sobre el colchón. Cada vez que miro hacia un espejo observo un rostro distinto, cada uno con sus propios ademanes y su voz; no importa, ella está muerta, la salvé de algún desquiciado o quizás de sí misma; estoy seguro que no es ninguna alucinación, siento que las cucarachas pasan por mis muslos y que alguna rata mordió mi tobillo; quizás ambos escapamos, no lo sé.
Está bien, yo lo hice. Supongo que el haberlo hecho fue parte de algún simple proceso, o de una imaginación del pensamiento, quizás un suceso dentro de aquel laberinto de tiempo y confusión, una interminable franja de formales monotonías y agudas realidades. No lo sé...
sábado, 15 de noviembre de 2008
Bittersweetbienal
Hace poco tenía litros de vergüenza que humedecían mi cordura,
sin embargo;
encontré la bitácora del párvulo y en ella vi palabras que se volvían sangre,
sangre que se volvía verdad,
mataperros metamorfos, egos justamente contristados,
un bicho alcalde descalzo por lo real,
entonces entendí;
El arte no es tener nada que hacer,
y tampoco prostituir locas intenciones,
¡ja! famosas tarjetas que excluían del arte a los artistas;
poetas cenicientos, pintores con color de ausencia,
teatristas injuriados por la estupidez
de los que gozan realizar bonitos cocteles para no dañar su imagen,
yo en tanto me dediqué a pensar que la vida es corta y que el vino gratis
no se puede desperdiciar.
El hecho es que Warhol ya existió y el dadá tenía un objetivo.
sin embargo;
encontré la bitácora del párvulo y en ella vi palabras que se volvían sangre,
sangre que se volvía verdad,
mataperros metamorfos, egos justamente contristados,
un bicho alcalde descalzo por lo real,
entonces entendí;
El arte no es tener nada que hacer,
y tampoco prostituir locas intenciones,
¡ja! famosas tarjetas que excluían del arte a los artistas;
poetas cenicientos, pintores con color de ausencia,
teatristas injuriados por la estupidez
de los que gozan realizar bonitos cocteles para no dañar su imagen,
yo en tanto me dediqué a pensar que la vida es corta y que el vino gratis
no se puede desperdiciar.
El hecho es que Warhol ya existió y el dadá tenía un objetivo.
martes, 11 de noviembre de 2008
Agustín Fernández Mallo y Nocilla Dream.
«El deslumbramiento estético sólo se da ante situaciones y objetos que nos desenfocan la mirada establecida. Entonces es cuando se regenera un género, o lo que es lo mismo, aparece uno nuevo»
Entrevista: Iván Humanes Bespín
Reseña: Miguel Ángel Gara
Nocilla Dream es la primera novela del poeta Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967). Publicada en 2006 por la editorial Candaya, ha sido considerada como una de las mejores novelas del año pasado por los críticos de El Cultural, y la mejor según la revista literaria Quimera. Fue la primera entrega de su Proyecto Dream, que se completará con la edición de dos libros más: Nocilla Experience y Nocilla Lab. Desacostumbrados como estamos en este país a recibir y reconocer nuevos talentos, Fernández Mallo rompe con todos los tópicos literarios y se convierte en la excepción: ha sido avistado por los críticos y la calidad es lo que prima en su obra.
Iván Humanes Bespín: Nocilla Dream se abre con un prólogo de Juan Bonilla, y ahí se hace énfasis al desierto. ¿Es esta una novela repleta de desiertos? ¿Cómo explicaría la novela?
Agustín Fernández Mallo: Sí, quizá el desierto es la metáfora conductora. El desierto es un lugar de frontera, un límite entre lo orgánico y lo inorgánico, es decir, entre la vida y la muerte. Los personajes también están de alguna manera en un límite, en el de lo asocial, lo extraño. Es quizá una novela de fronteras (un poco a lo David Lynch), tanto físicas como simbólicas. Y esas fronteras se pueden articular tanto con referencias clásicas, como científicas o pop. Pero lo que más destacaría del libro es el tono poético y simultáneamente plano, casi periodístico, que tiene. Si yo no fuera poeta no podría haberlo escrito.
Iván Humanes Bespín: Nocilla Dream es fruto de un accidente: comenzó a escribirla mientras estaba en cama, al haber sido atropellado por una moto y romperse la cadera. ¿Qué elementos fueron los que influyeron en su escritura durante ese tiempo?
Agustín Fernández Mallo: Bueno, directamente, quizá el estar postrado 25 días en la cama de un hotel de Tailandia. Lo único que podía hacer es zapear por canales incomprensibles y escribir en cuanto papelito iba encontrando, facturas incluidas. Pero en realidad, todo eso ya estaba en mí, yo ya lo traía, porque reelaboro más con productos mentales que, aunque emanen de la realidad, son de “segunda generación”, que de la experiencia directa. De hecho, la novela es una muestra de mi empanada mental, no de mi realidad física.
Iván Humanes Bespín: ¿Qué es la “docuficción”?
Agustín Fernández Mallo: Una manera de articular una construcción: bebe del género documental pero también hay ficción en tanto ese documento es modificado. Creo que mi novela se ajusta bien a ese género. Es lo que hacen con sonidos los músicos cercanos al Dj cuando usan el sample.
Iván Humanes Bespín: Parafraseando un artículo que publicó en la desaparecida Lateral, ¿cree que es condición indispensable para la nueva novela, que lo menos obvio sea, precisamente saber que es novela?
Agustín Fernández Mallo: Esta pregunta me gusta, porque es algo que me parece fundamental. Cuando un género se establece totalmente, aparecen los tics, los amaneramientos, se agarrota, se esclerotiza por un exceso de colesterol en sus venas. El deslumbramiento estético sólo se da ante situaciones y objetos que nos desenfocan la mirada establecida. Entonces es cuando se regenera un género, o lo que es lo mismo, aparece uno nuevo.
Iván Humanes Bespín: La cultura pop y sus derivaciones está latente en sus páginas, ¿qué le aportan esas referencias? ¿No cree que la mayoría de escritores reniega de su “actualidad”?
Agustín Fernández Mallo: Bueno, eso me sale sin premeditación alguna. Aunque toda novela es una construcción, un artificio, es también un reflejo del autor. Es que mi mundo, lo que me estimula, es una resultante tanto del Equipo-A como de Cioran, pasando por la física o por Valente, o los chicles de fresa ácida y Sr. Chinarro. En ese sentido yo no diría tanto pop como sí ecléctico, un posmodernismo lioso y tardío. Y todo eso, tanto a mi obra poética como ahora a mi narrativa, le aporta una frescura que por lo que se ve muchos lectores echaban en falta. Pues lo celebro, pero no hay premeditación alguna.
Iván Humanes Bespín: ¿Cómo relaciona la física, su profesión, con la poesía y la narrativa? ¿La poesía es matemática?
Agustín Fernández Mallo: Es que para mí la física es un gran poema. No es la realidad si no una representación de la realidad, y como tal, es susceptible de ser tratada como ficción. A llegar a ese pensamiento me han ayudado pensadores como Rorty, Baudrillard o Félix de Azúa. Ahora bien, no creo que la poesía sea matemática. Más bien al contrario, la matemática es poesía.
Iván Humanes Bespín: ¿Cómo ha recibido la avalancha de críticas positivas sobre Nocilla Dream? ¿Cree que el éxito puede cambiar al escritor?
Agustín Fernández Mallo: Las he recibido con mucha tranquilidad y alegría. La gente de Candaya ha hecho un trabajo espléndido de promoción, un trabajo que ya les gustaría a muchas grandes editoriales, y me he sentido muy acompañado en todo. Y contestando a lo segundo, claro que el éxito cambia al autor, es natural y así debe ser, lo contrario es negar el propio hecho de la vida. La cosa está en si lo cambia para bien o para mal. Ahí cada uno ha de estar bien atento, y si comete un traspiés fatal, pues mala suerte.
Iván Humanes Bespín: Nocilla Experience será el siguiente título a publicar en esta trilogía, ¿puede anticiparnos algo sobre su argumento?
Agustín Fernández Mallo: El tono y la poética son muy similares al de Nocilla Dream, sólo que la metáfora conductora en vez de ser los desiertos quizá es el río, las nieves, que vienen a ser otro desierto en inverso. Y el último, Nocilla Lab, no tiene nada que ver con los otros dos ni en contenidos ni en forma.
Reseña
Nocilla Dream
Agustín Fernández Mallo
Ed. Candaya, 2006
LA IDENTIDAD COMO TRÁNSITO
Nocilla Dream, la primera novela del poeta y físico Agustín Fernández Mallo (La Coruña 1967), es una novela especial ¿y por qué es especial? primero porque es uno de los pocos intentos serios en la narrativa española actual de integrar otros géneros y otras disciplinas no necesariamente literarias, lo cual, según el mismo autor ha declarado en alguna ocasión, vienen realizando ya con cierta naturalidad otras artes como la pintura, el cine o la música. Y segundo porque esta novela, planteada posiblemente con la intención de reivindicar o de reinventar algunos postulados de la posmodernidad, (fragmentación del discurso narrativo, intertextualidad, ironía, preponderancia de las interpretaciones frente a los hechos, etc.) tiene mucho que ver con la poesía. Y es que al margen de su innegable capacidad de sugerencia lírica, Fernández Mallo despliega un mosaico de personajes que se desplazan ante símbolos y objetos simbólicos (un árbol en el que cuelgan miles de zapatos, un gigantesco laberinto subterráneo, la cabina de un avión en tierra, una improbable estatua de Borges) de una manera parecida a como las curvas de un fractal construyen una longitud infinita con una superficie finita. Esta metáfora es a su vez utilizada con acierto en el transcurso de la narración y define muy bien el resultado final.
El lisérgico título de la novela, cuya elección personalmente me resulta un auténtico misterio, remite al parecer a una canción de Siniestro total (y tal vez al recuerdo de un anuncio en el UHF de los perdidos 70), y apunta a la mezcla de un elemento familiar o incluso cotidiano -como es la conocida crema de cacao- con la vocación sofisticada y ambiciosa que alienta el libro.
El argumento (por llamarlo de alguna manera, dado que el autor evade las reglas de narratividad al uso) se desarrolla en su mayor parte en las enormes planicies cuasi-vacías de algunos estados de Norteamérica: Nevada, Oklahoma, Texas, sitios desocupados, espacios donde en invierno impera el viento y la línea recta y en verano la luz y los espejismos, en fin, no-lugares, por otro lado virtualmente semejantes a aquellos a los que cientos de millones de ciudadanos del mundo accedemos a diario: las electrónicas vísceras de los servidores de red del planeta, zonas donde la personalidad puede ser suplantada, la vida inventada, donde la máscara se convierte en el verdadero rostro.
Es por eso que sin dejar de ser un interesante tapiz de historias que pudiera abrir nuevos caminos desde el punto de vista formal, lo más importante de Nocilla Dream es su capacidad de epitomar el mundo que se nos ha avecinado sin que tal vez hayamos caído demasiado en la cuenta. Un mundo que no percibimos ya únicamente con nuestros sentidos inmediatos, ni siquiera en nuestra relación con los demás, si no que se nos ofrece como una posibilidad perpetua de transformación, y nos permite interactuar como si fuéramos otra persona e incluso sentirnos otra persona (sentimiento éste que tiene mucho que ver con la poesía) en entornos que cuestionan las barreras psicológicas del espacio-tiempo. Internet, los nodos de comunicaciones, los aeropuertos, las fronteras, los países inexistentes; lugares de paso, espacios donde se puede vivir pero a los que difícilmente llamaríamos hogar, desiertos en definitiva, acaso donde comienzan los mitos, o la poesía. La identidad como tránsito.
Entrevista: Iván Humanes Bespín
Reseña: Miguel Ángel Gara
Nocilla Dream es la primera novela del poeta Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967). Publicada en 2006 por la editorial Candaya, ha sido considerada como una de las mejores novelas del año pasado por los críticos de El Cultural, y la mejor según la revista literaria Quimera. Fue la primera entrega de su Proyecto Dream, que se completará con la edición de dos libros más: Nocilla Experience y Nocilla Lab. Desacostumbrados como estamos en este país a recibir y reconocer nuevos talentos, Fernández Mallo rompe con todos los tópicos literarios y se convierte en la excepción: ha sido avistado por los críticos y la calidad es lo que prima en su obra.
Iván Humanes Bespín: Nocilla Dream se abre con un prólogo de Juan Bonilla, y ahí se hace énfasis al desierto. ¿Es esta una novela repleta de desiertos? ¿Cómo explicaría la novela?
Agustín Fernández Mallo: Sí, quizá el desierto es la metáfora conductora. El desierto es un lugar de frontera, un límite entre lo orgánico y lo inorgánico, es decir, entre la vida y la muerte. Los personajes también están de alguna manera en un límite, en el de lo asocial, lo extraño. Es quizá una novela de fronteras (un poco a lo David Lynch), tanto físicas como simbólicas. Y esas fronteras se pueden articular tanto con referencias clásicas, como científicas o pop. Pero lo que más destacaría del libro es el tono poético y simultáneamente plano, casi periodístico, que tiene. Si yo no fuera poeta no podría haberlo escrito.
Iván Humanes Bespín: Nocilla Dream es fruto de un accidente: comenzó a escribirla mientras estaba en cama, al haber sido atropellado por una moto y romperse la cadera. ¿Qué elementos fueron los que influyeron en su escritura durante ese tiempo?
Agustín Fernández Mallo: Bueno, directamente, quizá el estar postrado 25 días en la cama de un hotel de Tailandia. Lo único que podía hacer es zapear por canales incomprensibles y escribir en cuanto papelito iba encontrando, facturas incluidas. Pero en realidad, todo eso ya estaba en mí, yo ya lo traía, porque reelaboro más con productos mentales que, aunque emanen de la realidad, son de “segunda generación”, que de la experiencia directa. De hecho, la novela es una muestra de mi empanada mental, no de mi realidad física.
Iván Humanes Bespín: ¿Qué es la “docuficción”?
Agustín Fernández Mallo: Una manera de articular una construcción: bebe del género documental pero también hay ficción en tanto ese documento es modificado. Creo que mi novela se ajusta bien a ese género. Es lo que hacen con sonidos los músicos cercanos al Dj cuando usan el sample.
Iván Humanes Bespín: Parafraseando un artículo que publicó en la desaparecida Lateral, ¿cree que es condición indispensable para la nueva novela, que lo menos obvio sea, precisamente saber que es novela?
Agustín Fernández Mallo: Esta pregunta me gusta, porque es algo que me parece fundamental. Cuando un género se establece totalmente, aparecen los tics, los amaneramientos, se agarrota, se esclerotiza por un exceso de colesterol en sus venas. El deslumbramiento estético sólo se da ante situaciones y objetos que nos desenfocan la mirada establecida. Entonces es cuando se regenera un género, o lo que es lo mismo, aparece uno nuevo.
Iván Humanes Bespín: La cultura pop y sus derivaciones está latente en sus páginas, ¿qué le aportan esas referencias? ¿No cree que la mayoría de escritores reniega de su “actualidad”?
Agustín Fernández Mallo: Bueno, eso me sale sin premeditación alguna. Aunque toda novela es una construcción, un artificio, es también un reflejo del autor. Es que mi mundo, lo que me estimula, es una resultante tanto del Equipo-A como de Cioran, pasando por la física o por Valente, o los chicles de fresa ácida y Sr. Chinarro. En ese sentido yo no diría tanto pop como sí ecléctico, un posmodernismo lioso y tardío. Y todo eso, tanto a mi obra poética como ahora a mi narrativa, le aporta una frescura que por lo que se ve muchos lectores echaban en falta. Pues lo celebro, pero no hay premeditación alguna.
Iván Humanes Bespín: ¿Cómo relaciona la física, su profesión, con la poesía y la narrativa? ¿La poesía es matemática?
Agustín Fernández Mallo: Es que para mí la física es un gran poema. No es la realidad si no una representación de la realidad, y como tal, es susceptible de ser tratada como ficción. A llegar a ese pensamiento me han ayudado pensadores como Rorty, Baudrillard o Félix de Azúa. Ahora bien, no creo que la poesía sea matemática. Más bien al contrario, la matemática es poesía.
Iván Humanes Bespín: ¿Cómo ha recibido la avalancha de críticas positivas sobre Nocilla Dream? ¿Cree que el éxito puede cambiar al escritor?
Agustín Fernández Mallo: Las he recibido con mucha tranquilidad y alegría. La gente de Candaya ha hecho un trabajo espléndido de promoción, un trabajo que ya les gustaría a muchas grandes editoriales, y me he sentido muy acompañado en todo. Y contestando a lo segundo, claro que el éxito cambia al autor, es natural y así debe ser, lo contrario es negar el propio hecho de la vida. La cosa está en si lo cambia para bien o para mal. Ahí cada uno ha de estar bien atento, y si comete un traspiés fatal, pues mala suerte.
Iván Humanes Bespín: Nocilla Experience será el siguiente título a publicar en esta trilogía, ¿puede anticiparnos algo sobre su argumento?
Agustín Fernández Mallo: El tono y la poética son muy similares al de Nocilla Dream, sólo que la metáfora conductora en vez de ser los desiertos quizá es el río, las nieves, que vienen a ser otro desierto en inverso. Y el último, Nocilla Lab, no tiene nada que ver con los otros dos ni en contenidos ni en forma.
Reseña
Nocilla Dream
Agustín Fernández Mallo
Ed. Candaya, 2006
LA IDENTIDAD COMO TRÁNSITO
Nocilla Dream, la primera novela del poeta y físico Agustín Fernández Mallo (La Coruña 1967), es una novela especial ¿y por qué es especial? primero porque es uno de los pocos intentos serios en la narrativa española actual de integrar otros géneros y otras disciplinas no necesariamente literarias, lo cual, según el mismo autor ha declarado en alguna ocasión, vienen realizando ya con cierta naturalidad otras artes como la pintura, el cine o la música. Y segundo porque esta novela, planteada posiblemente con la intención de reivindicar o de reinventar algunos postulados de la posmodernidad, (fragmentación del discurso narrativo, intertextualidad, ironía, preponderancia de las interpretaciones frente a los hechos, etc.) tiene mucho que ver con la poesía. Y es que al margen de su innegable capacidad de sugerencia lírica, Fernández Mallo despliega un mosaico de personajes que se desplazan ante símbolos y objetos simbólicos (un árbol en el que cuelgan miles de zapatos, un gigantesco laberinto subterráneo, la cabina de un avión en tierra, una improbable estatua de Borges) de una manera parecida a como las curvas de un fractal construyen una longitud infinita con una superficie finita. Esta metáfora es a su vez utilizada con acierto en el transcurso de la narración y define muy bien el resultado final.
El lisérgico título de la novela, cuya elección personalmente me resulta un auténtico misterio, remite al parecer a una canción de Siniestro total (y tal vez al recuerdo de un anuncio en el UHF de los perdidos 70), y apunta a la mezcla de un elemento familiar o incluso cotidiano -como es la conocida crema de cacao- con la vocación sofisticada y ambiciosa que alienta el libro.
El argumento (por llamarlo de alguna manera, dado que el autor evade las reglas de narratividad al uso) se desarrolla en su mayor parte en las enormes planicies cuasi-vacías de algunos estados de Norteamérica: Nevada, Oklahoma, Texas, sitios desocupados, espacios donde en invierno impera el viento y la línea recta y en verano la luz y los espejismos, en fin, no-lugares, por otro lado virtualmente semejantes a aquellos a los que cientos de millones de ciudadanos del mundo accedemos a diario: las electrónicas vísceras de los servidores de red del planeta, zonas donde la personalidad puede ser suplantada, la vida inventada, donde la máscara se convierte en el verdadero rostro.
Es por eso que sin dejar de ser un interesante tapiz de historias que pudiera abrir nuevos caminos desde el punto de vista formal, lo más importante de Nocilla Dream es su capacidad de epitomar el mundo que se nos ha avecinado sin que tal vez hayamos caído demasiado en la cuenta. Un mundo que no percibimos ya únicamente con nuestros sentidos inmediatos, ni siquiera en nuestra relación con los demás, si no que se nos ofrece como una posibilidad perpetua de transformación, y nos permite interactuar como si fuéramos otra persona e incluso sentirnos otra persona (sentimiento éste que tiene mucho que ver con la poesía) en entornos que cuestionan las barreras psicológicas del espacio-tiempo. Internet, los nodos de comunicaciones, los aeropuertos, las fronteras, los países inexistentes; lugares de paso, espacios donde se puede vivir pero a los que difícilmente llamaríamos hogar, desiertos en definitiva, acaso donde comienzan los mitos, o la poesía. La identidad como tránsito.
miércoles, 29 de octubre de 2008
La poesía de Julio Cortázar: primera fundación intertextual*
Cynthia Gabbay
Otro Julio se intuye cuando de poesía se trata y una obra enmascarada inicia el primer plano. La voz de Julio Cortázar nació como la voz lírica de “Julio Denis”. En 1938, fue publicada en Buenos Aires su primera obra, Presencia: cuarenta y tres sonetos firmados por un joven poeta desconocido, Julio Denis. Durante algunos años, el poeta continuó construyendo la voz de su homónimo. Publicó su primer cuento, “Llama al teléfono, Delia” en la ciudad de Chivilcoy y en 1941, un artículo entorno a la figura de Rimbaud en la revista Huella. Un año más tarde, Julio Denis firmó el prólogo del libro de su amigo Domingo Zerpa; pero cuando publicó su cuento “Bruja” en 1944, trazó el rostro de “Julio Florencio Cortázar”. A lo largo de los años ´40, el escritor traduce a Jean Giono, Gide, Chesterton, Poe y Defoe y firma con su nombre completo. Sólo en 1949, “Julio Cortázar” aparece como autor del poema dramático Los Reyes. El joven poeta, Julio Denis, desapareció, adelantándose e incluso anunciando ya la retirada de 1951 cuando Julio Cortázar abandonara la “madre patria” instalándose definitivamente en París. Pero Julio Denis no murió sino que se convirtió en la faceta enigmática del escritor Julio Cortázar, quien continuó escribiendo poesía “secretamente”, como si ésta invocara una palabra prohibida. Cortázar introdujo numerosos poemas dentro de sus libros misceláneos, novelas y almanaques, como si su única función consistiera en adornar la prosa o alumbrar cual cometa sobrevolando el caos del big bang del “Boom” latinoamericano.
En diversas revistas, a lo largo y ancho del mundo, sus poemas, pequeños y tímidos ámbares, pasaban desapercibidos. Sólo en 1971, en el contexto de la traducción y publicación en italiano de La raggione della colera (aparecida sólo póstumamente en castellano), se da a conocer en Barcelona Pameos y meopas. Durante la época que precedió su anunciada muerte, Cortázar preparó su último libro, destinado a ver la luz cuando los ojos de su amo y señor se cerraran, dando un golpe de gracia que sellara con poesía el pasaje iniciado por la Poesía, una poesía entrañadamente distinta.
La pregunta que se impone al observar el desarrollo lírico de Julio Cortázar es hacia dónde se esfumó el poeta Julio Denis, quien componía sonetos estilizados adoptando una concepción de mundo extremadamente cercana a aquella del poeta francés Stéphane Mallarmé y a la métrica y el lenguaje petrarquistas. ¿Acaso el hecho de que el nombre de Julio Denis desapareciera del mundo de la imprenta implica inevitablemente la muerte de la voz lírica y meta-lírica que apenas naciera en Presencia? Eso es lo que parece. Pero el trabajo de tesis intentará localizarla dentro de la voz de Julio Cortázar, en sus tonos huidizos, en sus libros tardíos que no rechazaron la relación con la lírica de Stéphane Mallarmé, sino que la desarrollaron, abriéndose a un diálogo multidimensional con diversas poéticas, y en particular con la lírica camaleónica de John Keats. Luego de esta introducción, ahondemos en el nacimiento de la voz del poeta en la obra Presencia. Los cuarenta y tres sonetos se erigen como un solo poema, dividido prolijamente en estrofas y ritmado por sus rimas, siguiendo los modos de los petrarquistas españoles, y los poetas italianos y franceses a lo largo de la tradición lírica, hasta que en 1887, el poeta francés Gustave Kahn compusiera los primeros versos libres. Aquí nos centraremos en el aspecto mallarmeano que atañe a la poesía de Julio Denis.
Presencia está dividido en cinco partes que construyen paulatinamente la figura del Poeta, definen su voz, lo engendran y finalmente le otorgan el derecho de expresión. El elemento literario mallarmeano más significativo es el concepto de la Nada, el génesis posterior a la lucha entre el Poeta y el “plumífero Dios”, una lucha teocida que permitió la desaparición del Dios y creó la Nada (le Néant). Esta Nada posibilita el espacio de residencia del reino de la Ficción, en el cual el mundo resulta como ejercicio de la palabra humana, la palabra del Poeta en este caso. Y el nuevo Ideal en el reino de la Ficción no es el “Absoluto” tal como lo fue en la tradición lírica, sino la Belleza, la cual Mallarmé figura en su personaje alegórico Hérodiade. También Julio Denis se refiere al Dios como un personaje deconstruído, una figura desintegrada, de la cual no han quedado sino “fragmentos” en el espacio de la Nada. Pero en tanto que para Mallarmé el mundo sometido al reino de Dios ha desaparecido por completo, desde la visión de la voz lírica de Julio Denis aún coexisten dos mundos paralelos que participan del mismo espacio en el universo físic
(fragmento) *Esta ponencia fue elaborada en febrero del 2008 en el contexto de la preparación de la tesis de doctorado La poesía de Julio Cortázar: Intertextualidad y Otredad literaria.
domingo, 26 de octubre de 2008
Dylan T. Infante terrible de la literatura inglesa
De Dylan Thomas se a tratado desde todos los aspectos posibles y sería un arduo trabajo, publicar algo que nadie haya tratado de él.
Al leer a Dylan se tiene la impresión de que las palabras saltan de las página hacia el oído y que luego éstas con algún toque mágico, comienzan su función hipnótica a todo aquel que lo lee, pero al decir esto no pluralizo, cada quien tiene una percepción distinta de las cosas. Dylan por excelencia, se daba a la tarea de construir versos mayúsculos con minúsculas, la grandeza de sus líneas es poderosa. Recuerdo que en el transcurso de leer sus "prosas completas" tenia sueños y visones horrorificas que me representaban las escenas antes leídas en sus cuentos, me espantaba como un niño al que se le esta leyendo la parte en que el lobo salta contra la abuela, pero no me dejaba de asombrar el nivel poético que tenia en sus cuentos, a eso yo si le llamaría sin temor a juicio "prosa poética".
Dylan llevaba una vida digna de un poeta de su talla, se solía decir, que los poetas estaban guiados por oscuras estrellas y él, amarró esa estrella para jugar con ella como un papelote.
Tal vez se pueda decir que su vida era reflejo de sus escritos o que sus escritos eran el reflejo de su vida, lo importante es que dejó un mundo de imágenes en el cual, cualquier hombre podría perderse, para luego encontrase en el reflejo de una copa vino.
(Fragmento del ensayo publicado por Michael Hofmann, Tomado de la revista "literature literarie" del año de 1992)
sábado, 25 de octubre de 2008
El Poeta y La Usura
sobre: Ezra PoUND
(no sé quien es el autor del ensayo)
Presentación
Los teóricos han hablado mucho de la usura, expresando como este monstruo (en verdad el quinto jinete) establece la injusticia y el desequilibrio en la sociedad. Para los que no hayan comprendido quizás les sea positivo escuchar lo que un gran poeta tiene que decir sobre el tema, y eso porque la expresión va más allá que el discurso...
Resplandece
En la mente del cielo Dios
Quién lo creó
más que el sol en
nuestro ojo.
Quinto elemento: el fango (Napoleón, lo dijo)
Con usura nadie tiene buena casa
Hecha de piedra... (Cantar LI) Ezra Pound dedicó unos cincuenta años a la elaboración de un inmenso libro al que el mismo llamo "gran bulto, enorme masa, dinosaurio". Su titulo "The Cantos” hace referencia a los cantares de gesta medievales: pretende ser la obra que describa la fundación y momentos clave del mundo contemporáneo, según el modelo épico de La Odisea, o El paraíso perdido.
En múltiples Cantares considera a la usura como el gran enemigo del hombre, aquello que destruye las bases de una sociedad sana, basada en el trabajo y en el desarrollo personal, y no en la explotación. En este. sentido desarrolló sus teorías económicas, expuestas en numerosos ensayos como ABC of Economics, de 1934.
En esa época, y rastreando en Europa los restos de la civilización pre‑renacentista, se encontró metido de lleno en la vorágine fascista. Quiso ver en Mussolinni al hombre capaz de hacer frente a la banca internacional. En el transcurso de varias entrevistas, Ezra Pound pidió personalmente a Mussolinni la prohibición de la usura, entre otras medidas económicas que consideraba urgentes.
Al finalizar la guerra fue juzgado por alta traición, a causa de sus emisiones radiofónicas en Radio Roma, en las cuales exhortaba a los soldados americanos a abandonar la guerra. Dicho juicio fue un evidente atentado contra la libertad de expresión tal y como está definida en la Constitución de los Estados Unidos. Fue condenado y encerrado, primero en una cárcel de Pisa (donde escribió sus Cantos Pisanos), y luego en el hospital de Santa Isabel, manicomio cercano a Washington donde permaneció hasta 1958.
Cuando salió de la "cárcel" se trasladó de inmediato a Italia, donde siguió afirmando hasta su muerte (en 1972) que la Segunda Guerra Mundial no la ganó la democracia sino la "usurocracia demo‑liberal". Quizás Ezra Pound no fue lo suficientemente civilizado como para rendir pleitesía ni a la prensa ni al mercado, y su visión del hombre era la de un ser enraizado en la tierra, y no una marioneta. De ahí su desprecio a la post‑civilización contemporánea... Pensemos lo que pensemos de su adhesión al fascismo, no hay duda de que la voz de este hombre completo debe ser escuchada. Ezra Pound no vino por usura.
Sobre su significación actual decir que en una amplia encuesta realizada por la revista literaria Das Gedicht se le consideró el poeta más importante del siglo. Por ello su figura está siendo burdamente utilizada por grupos neonazis, lo cual está en perfecta contradicción con sus motivaciones y el espíritu de su obra: "si el amor no está en casa/ no hay nada", tal como se expresa en numerosos cantos.
Temas constantes de su poesía son el amor como misterio, el coito como unión sagrada, el trabajo manual santificado, la sabiduría como "definición precisa": el saber estar de lo ente en su sitio, la perfección del mundo material que el verbo poético ilumina. Estos son los valores que contrapone a la violencia, la avaricia, la esclavitud y la guerra: "War, one war after another,/ Men start 'em who coudn't put up a good he‑roost" (Canto XVII), o en el XXXVIII, cuando elogia la política de Gahndi de no comprar "ni algodón ni armas" a los europeos...
En el Cantar XIV realiza un repugnante retrato del político y del usurero, así como de sus secuaces de la prensa, etc. La naturaleza del tema justifica el tono empleado, y su autor lo denominó Hell Canto, pues en verdad ellos están en el infierno. Sobre ello escribió: "El infierno no es divertido. Ni una broma. Y cuando sigas adelante encontrarás individuos, no abstracciones. Incluso los Cantares XIV y XV contienen individuos, aunque no son dignos de mención como tales”. Otro poema contra la usura es el XVL, uno de los más celebrados.
Incluimos también un fragmento del Cantar XLVII y el inicio del Cantar I. Se trata de una invitación al viaje. En el XLIX, que presentamos íntegro, se expresa un sentimiento vital de simplicidad y armonía vinculado a la economía agraria. Su obsesión por las culturas del extremo oriente le llevó a incluir numerosos ideogramas en sus poemas.
Los cantares completos son 117 y ocupan mucho más de un millar de páginas, en las que combina historia, mitología, filosofía, economía, autobiografía, citas en diversos idiomas, e te. En ese magma lleno de información (otra de las obsesiones de Pound) a veces la más pura, simple y directa poesía resplandece. Por todo ello, esta breve muestra es como sacar un vaso del agua más turbia de un río ancho y caudaloso.
(no sé quien es el autor del ensayo)
Presentación
Los teóricos han hablado mucho de la usura, expresando como este monstruo (en verdad el quinto jinete) establece la injusticia y el desequilibrio en la sociedad. Para los que no hayan comprendido quizás les sea positivo escuchar lo que un gran poeta tiene que decir sobre el tema, y eso porque la expresión va más allá que el discurso...
Resplandece
En la mente del cielo Dios
Quién lo creó
más que el sol en
nuestro ojo.
Quinto elemento: el fango (Napoleón, lo dijo)
Con usura nadie tiene buena casa
Hecha de piedra... (Cantar LI) Ezra Pound dedicó unos cincuenta años a la elaboración de un inmenso libro al que el mismo llamo "gran bulto, enorme masa, dinosaurio". Su titulo "The Cantos” hace referencia a los cantares de gesta medievales: pretende ser la obra que describa la fundación y momentos clave del mundo contemporáneo, según el modelo épico de La Odisea, o El paraíso perdido.
En múltiples Cantares considera a la usura como el gran enemigo del hombre, aquello que destruye las bases de una sociedad sana, basada en el trabajo y en el desarrollo personal, y no en la explotación. En este. sentido desarrolló sus teorías económicas, expuestas en numerosos ensayos como ABC of Economics, de 1934.
En esa época, y rastreando en Europa los restos de la civilización pre‑renacentista, se encontró metido de lleno en la vorágine fascista. Quiso ver en Mussolinni al hombre capaz de hacer frente a la banca internacional. En el transcurso de varias entrevistas, Ezra Pound pidió personalmente a Mussolinni la prohibición de la usura, entre otras medidas económicas que consideraba urgentes.
Al finalizar la guerra fue juzgado por alta traición, a causa de sus emisiones radiofónicas en Radio Roma, en las cuales exhortaba a los soldados americanos a abandonar la guerra. Dicho juicio fue un evidente atentado contra la libertad de expresión tal y como está definida en la Constitución de los Estados Unidos. Fue condenado y encerrado, primero en una cárcel de Pisa (donde escribió sus Cantos Pisanos), y luego en el hospital de Santa Isabel, manicomio cercano a Washington donde permaneció hasta 1958.
Cuando salió de la "cárcel" se trasladó de inmediato a Italia, donde siguió afirmando hasta su muerte (en 1972) que la Segunda Guerra Mundial no la ganó la democracia sino la "usurocracia demo‑liberal". Quizás Ezra Pound no fue lo suficientemente civilizado como para rendir pleitesía ni a la prensa ni al mercado, y su visión del hombre era la de un ser enraizado en la tierra, y no una marioneta. De ahí su desprecio a la post‑civilización contemporánea... Pensemos lo que pensemos de su adhesión al fascismo, no hay duda de que la voz de este hombre completo debe ser escuchada. Ezra Pound no vino por usura.
Sobre su significación actual decir que en una amplia encuesta realizada por la revista literaria Das Gedicht se le consideró el poeta más importante del siglo. Por ello su figura está siendo burdamente utilizada por grupos neonazis, lo cual está en perfecta contradicción con sus motivaciones y el espíritu de su obra: "si el amor no está en casa/ no hay nada", tal como se expresa en numerosos cantos.
Temas constantes de su poesía son el amor como misterio, el coito como unión sagrada, el trabajo manual santificado, la sabiduría como "definición precisa": el saber estar de lo ente en su sitio, la perfección del mundo material que el verbo poético ilumina. Estos son los valores que contrapone a la violencia, la avaricia, la esclavitud y la guerra: "War, one war after another,/ Men start 'em who coudn't put up a good he‑roost" (Canto XVII), o en el XXXVIII, cuando elogia la política de Gahndi de no comprar "ni algodón ni armas" a los europeos...
En el Cantar XIV realiza un repugnante retrato del político y del usurero, así como de sus secuaces de la prensa, etc. La naturaleza del tema justifica el tono empleado, y su autor lo denominó Hell Canto, pues en verdad ellos están en el infierno. Sobre ello escribió: "El infierno no es divertido. Ni una broma. Y cuando sigas adelante encontrarás individuos, no abstracciones. Incluso los Cantares XIV y XV contienen individuos, aunque no son dignos de mención como tales”. Otro poema contra la usura es el XVL, uno de los más celebrados.
Incluimos también un fragmento del Cantar XLVII y el inicio del Cantar I. Se trata de una invitación al viaje. En el XLIX, que presentamos íntegro, se expresa un sentimiento vital de simplicidad y armonía vinculado a la economía agraria. Su obsesión por las culturas del extremo oriente le llevó a incluir numerosos ideogramas en sus poemas.
Los cantares completos son 117 y ocupan mucho más de un millar de páginas, en las que combina historia, mitología, filosofía, economía, autobiografía, citas en diversos idiomas, e te. En ese magma lleno de información (otra de las obsesiones de Pound) a veces la más pura, simple y directa poesía resplandece. Por todo ello, esta breve muestra es como sacar un vaso del agua más turbia de un río ancho y caudaloso.
BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE ENANOS
Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.
"Así se fundó Carnaby Street" 1970
Leopoldo María Panero
"Así se fundó Carnaby Street" 1970
Leopoldo María Panero
jueves, 23 de octubre de 2008
La generación Nocilla
Autor: Miguel Espigado.
¿Qué es la generación Nocilla?
Generación Nocilla es el término que han utilizado Elena Hevia y Nuria Azancot para referirse en sendos medios de comunicación a un grupo de escritores que fueron congregados a finales de Junio de 2007 en el Atlas Literario Español, un encuentro de nuevos narradores promovido y organizado por Seix Barral y la Fundación José Manuel Lara. En concreto, fue el articulo publicado por Azancot en El Cultural el que encendió la mecha de un interesante debate que durante los días previos a esta entrada se ha desarrollado en el blog de Vicente Luís Mora, donde ha participado, entre otros muchos posteadores anónimos, un sector representativo de los escritores aludidos.
Generación Nocilla es el término que han utilizado Elena Hevia y Nuria Azancot para referirse en sendos medios de comunicación a un grupo de escritores que fueron congregados a finales de Junio de 2007 en el Atlas Literario Español, un encuentro de nuevos narradores promovido y organizado por Seix Barral y la Fundación José Manuel Lara. En concreto, fue el articulo publicado por Azancot en El Cultural el que encendió la mecha de un interesante debate que durante los días previos a esta entrada se ha desarrollado en el blog de Vicente Luís Mora, donde ha participado, entre otros muchos posteadores anónimos, un sector representativo de los escritores aludidos.
La discursión ha gravitado principalmente en torno a tres cuestiones: ¿Existe la generación Nocilla? ¿Quiénes son? ¿Generación Nocilla es el nombre adecuado?
¿Existe la generación Nocilla?
Aún repudiando el término y sus implicaciones, Vicente Luís Mora se pregunta si realmente hay algo que, con otra denominación, una los nombres de estos autores.A Eloy Fernández Porta, Generación Nocilla no le dice absolutamente nada y prefiere explicar esa realidad literaria desde su propio aparato crítico, recogido en su ensayo Afterpop (Berenice. Córdoba, 2006). Resume Afterpop como el nuevo paradigma estético que ha surgido en respuesta a la condición social creada por el exceso simbólico que han provocado los medios. Dicha respuesta estética no es necesariamente generacional, nacional y ni siquiera literaria, pero dentro de ella se puede encuadrar lo que otros se refieren como Generación Nocilla, que quedaría entonces como el grupúsculo de manifestaciones literarias nacionales que se inscriben dentro el contexto del Afterpop.
También Jorge Carrión rechaza el apelativo y sitúa su escritura en el exterior de ese grupo, que considera hipotético y relaciona con los escritores atentos a la literatura norteamericana. Como máximo punto de coincidencia, prefiere hablar desde lo personal de una red de amistades (interlocutores, cómplices) que incluye a algunos de los autores de la propuesta. Sin embargo, no niega que exista una “sintonía generacional” entre varios creadores que entre comparten una actitud nueva ante las tecnologías, la superación de la “dicotomía en partidos de izquierdas y derechas”, “la frecuentación de países e idiomas”, “una formación académica interdisciplinar”, entre otras cosas.
Germán Sierra prefiere hablar, como Carrión, de un “embrión de red literaria” que en los últimos años ha tratado de definir el “contexto socio cultural y literario” que ahora se quiere llamar Generación Nocilla, denominación de cuyas implicaturas Sierra reniega igual que los demás. No se trata de un colectivo artístico con consignas acordadas sino la “mini eclosión” de una nueva literatura, fruto de la coincidencia en varios aspectos de la labor de una serie de escritores.
Juan Carlos Márquez coincide en que hay una nueva manera de entender la literatura porque las peculiaridades de nuestra época afectan a la estructura y estética de la narrativa. Reconoce la existencia de nuevos escritores, entre los que se incluye, pero matiza que no se trata de una novedad absoluta sino por comparación al panorama conservador que impera en el mercado actual.
A Agustín Fernández Mallo tampoco le gusta Generación Nocilla como apelativo, pero confirma la opinión de que existe una red que se fundamenta en “un estrato sociológico común” cercano a lo que definió Carrión. Para explicar esta influencia y repercusiones estéticas comunes, considera el Afterpop de Eloy F.Porta como la teoría idónea que además podría dar nombre al movimiento. Considera además característico de esta red su condición marginal, en contraposición a la situación de grandes popes de la literatura como García Márquez.
Por último, Mario Cuenca también ve la existencia de coincidencias entre los escritores aludidos, que se deben no a una influencia recíproca sino a las condiciones sociológicas comunes.
¿Generación Nocilla es el nombre adecuado?
Todos los escritores reaccionan con mayor o menor contundencia contra el término Generación Nocilla y todo lo que implica. Para Vicente Luís Mora y Germán Sierra, hablar de generaciones actualmente carece de sentido. Como para Jorge Carrión, que considera la generación como “un eclipse, un círculo cerrado”, algo que no puede definir las relaciones de los nuevos escritores, aunque sí habla de una “sintonía generacional” que surge siempre entre creadores de una misma etapa histórica. Fernández Mallo apunta: “¿Para qué generaciones? Yo soy mi propia generación. Como persona fundamentalmente individualista que creo que soy, no me gusta que me metan en un grupo o generación alguna”.
En cuanto a “Nocilla”, Vicente Luís Mora indica dos posibles orígenes, uno alimenticio y otro literario, ninguno de los cuales le parece justificado. Junto con Fernández Mallo considera que Nocilla Dream no es una influencia para la mayoría de las novelas de los escritores aludidos, y por tanto no puede considerarse paradigmática. Mario Cuenca, en cambio, cree que el nombre no se justifica por una cuestión de influencias sino por la repercusión de Nocilla Dream, como hecho simbólico de la emergencia de estas literaturas.
Todos coinciden en que Generación Nocilla es un término periodístico poco afortunado. Puestos a asumir una denominación común, prefieren las propuestas que se desprenden del trabajo ensayístico de Eloy Fernández Porta (Afterpop) y Vicente Luís Mora (La Luz Nueva), los dos críticos que más han trabajado sobre este grupo de escritores del que son parte integrante.
¿Quiénes son?
En el artículo de El Cultural, Nuria Azancot nombra a los siguientes autores como integrantes de la Generación Nocilla:Vicente Luís Mora, Jorge Carrión, Eloy Fernández Porta, Javier Fernández, Milo Krmpotic, Mario Cuenca Sandoval, Lolita Bosch, Javier Calvo, Domenico Chiappe, Gabi Martínez, Álvaro Colomer, Harkaitz Cano, Juan Francisco Ferré, Germán Sierra y Fernández Mallo.
Vicente Luís Mora señala estas carencias en la lista:Diego Doncel, Mercedes Cebrián, Robert Juan-Cantavella, Salvador Gutiérrez Solís, y Manuel Vilas.
Eloy Fernández Porta reniega de las listas y señala las trampas que suponen para un crítico nombrar o reseñar un puñado determinado de autores (siempre excluyente). Aún así, le parece indispensable añadir dos nombres a los anteriores:Robert Juan-Cantavella y Vicente Muñoz Álvarez.La lista total (y provisional) de la (provisionalmente) llamada Generación Nocilla es la siguiente:Vicente Luís Mora, Jorge Carrión, Eloy Fernández Porta, Javier Fernández, Milo Krmpotic, Mario Cuenca Sandoval, Lolita Bosch, Javier Calvo, Domenico Chiappe, Gabi Martínez, Álvaro Colomer, Harkaitz Cano, Juan Francisco Ferré, Germán Sierra, Fernández Mallo, Diego Doncel, Mercedes Cebrián, Robert Juan-Cantavella, Salvador Gutiérrez Solís, Manuel Vilas, Robert Juan-Cantavella y Vicente Muñoz Álvarez.
Para saber más:
La novela perdida de Artaud en México
Autor: David Huerta
Revista ALFIL, revista del instituto francés de América latina.
1
En el México de los años treinta hay una novela pérdida que, desde luego, no seré yo quien redacte. En primer lugar por mi constitutiva incapacidad para escribir narraciones- sencillamente contar historias: que-pase-algo, como me repiten los que saben- y en segundo término porque la grandeza y las miserias simultáneas de su tema me parecen inaccesibles y me resultan literalmente intratables. Pero en esa novela puedo leer, como entre sombras, cosas que me estremecen y me conmueven. No es una novela inexistente: es una fábula virtual.
A la manera de ciertos cuadernos de Nathaniel Hawthorne comentados por jorge Luis Borges- con tanta avidez que más parecen invenciones de éste- quisiera resumir la posible trama de esa novela pérdida. Ese resumen quisiera acercarse al espíritu de ese relato, no más; pero quizás no pueda evitar indicar, como cuando se señala con el dedo algo que nos atrae o nos impresiona, el posible curso de acontecimientos de la narración. El fantasma que invoco fue un personaje y fue, también varios personajes. Era el poeta, actor y dramaturgo francés Antinin Artaud(1896- 1948).
2
Un poeta visionario cruza al Océano Atlántico en busca de imagenes. No es cualquier poeta: ha inventado el Teatro de la Crueldad y está hastiado de la cultura europea, a la que ve como un paisaje en ruinas. Son los años magnéticos- un magnetismo oscuro de inminencia- de la entreguerra. Francia ha pasado por el torbellino de las vanguardias; Alemania se lame las heridas; la Unión Soviética es un planeta desconcertante en el panorama del siglo. El mundo es un jeroglífico abismal.
El visionario está desesperado, desgarrado. Su rostro tiene algo heroico: rasgos de Poe, de Rimbaud, del Conde de Lautréamont, o mejor aún, de Maldoror. El viaje al otro lado del mar es también como suele ocurrir, un viaje al interior de si mismo ; pero por las vías más tortuosas imaginables; las drogas lo han devastado y a la vez le han dado vislumbres de una realidad aparte, de lo que sucede en la otra orilla. Los ritos que busca y las culturas que desea conocer lo curarán. O por lo menos así lo espera.
Su viaje culminará en un ascenso que es al mismo tiempo una ascensión. Sube a la neblinosa y encrespada tierra mágica de los rarámuri a atestiguar ceremonias que le sugieren extrañas ideas -como las de que algunos pasajes de Platón en los que este se refiere a la Atlántida tienen una relación directa con los ritos de los Taraumaras. Prueba el peyote y tiene otras visiones, diferentes de las que le han impuesto las drogas heroicas y opiáceas; cree encontrar en el corazón de esas visiones una dimensión paralela de la existencia en la que sería posible la salvación.
El viaje de Artaud a México le sirve para perfeccionar se imagen de sí mismo. Pero no son los tarahumaras, el peyote, las montañas del norte de México ni las evocaciones de la Atlántida lo que marcará ese viaje más profundamente.
3
El visionario ha estado antes en la Ciudad de México, un lugar que le debió parecer gris, opaco, sobre todo en comparación con el París de la entreguerra, en donde ha militado con los surrealistas y participado en algunos escándalos de jóvenes furioso y rebeldes.
Pero en esa ciudad hispanohablante encuentra espíritus afines: el doctor y poeta Elías Nandino, quien lo ayuda de todas las formas posibles a sobrellevar sus adicciones; el poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón... Para éste, Artaud es "una antorcha viva". de ellos tenemos testimonios del doliente francés; pero por ellos sabemos también que la vida de ese hombre desgarrado en México estaba llena de lagunas, es decir, largos momentos de los cuales ellos nada supieron. Esos momentos serían el punto de partida, el material, el escenario y el fondo trágico de la novela perdida de Artaud en México. Nadie ha sabido de esos momentos ni de ellos ha quedado registro literario, documental o autobiográfico alguno. Pero en ese tiempo clausurado e ignorado en la vida de Artaud está la semilla, oscura e inquietante de la novela.
4
Antonin Artaud conoció a aquellos que en 1944 otro poeta amigo de Elías nandino y de Luis Cardoza y Aragón, llamaría "hombres del alba." Efraín Huerta los describía poéticamente con estas líneas poderosas, en un libro que en 1944 cumplió medio siglo de publicado:
Son los que tiene en vez de corazón
un perro enloquesido,
o una simple manzana luminosa,
o un frasco con saliba y alcohol,
o el murmullo de la una de la mañana,
o un corazón como cualquier otro.
Son los hombres del alba.
Los bandidos con la barba crecida
y el bendito cinismo endurecido,
los asesinos cautelosos
con la ferocidad sobre los hombros,
los maricas con fiebre en las orejas
y en los blandos riñones,
los violadores,
los profesionales del desprecio,
los del agua ardiente en las arterias,
los que gritan, aullan, como lobos
con las patas heladas.
los hombres más abandonados,
más locos, más valientes:
los más puros.
5
La novela contaría las andanzas de Artaud en el underground de la ciudad de México en los años treinta, con todos esos "Hombres del alba" que le muestran acremente el reverso de la experiencia europea. ¿Cual es para el alma de Artaud la lección de esas extrañas jornadas con los teporochos y los vagos de la ciudad?La violencia en eso que unos años más tarde los economistas de las Naciones Unidas van a llamar "país subdesarrollado"; la violencia de una ciudad que comienza a ser moderna pero todavía arrastra muchas presencias, atmósferas y rasgos diversos de la vieja ciudad colonial, prehispanica; la violencia en compañía de los bandidos, los asesinos, los maricas, los violadores, "los profecionales del desprecio" - Esa violencia sería el fondo de la novela perdida de Artaud en México.
Si quiere, el novelista que rescate esta novela perdida de los años treinta puede hacerla también un relato histórico: el México de la entreguerra, la transición del caudillismo posrevolucionario al México sexenal inaugurado por Cárdenas, las tensiones mundiales (frentes populares, nazifascismo en ascenso, rearme), todo ello contrastado con la tragedia ferozmente individual del poeta desgarrado, perdido en una tierra extraña y llena de incitaciones.
6
Artaud ve y experimenta algo en la ciudad de México que lo transforma y de lo cual nunca va a hablar o escribir. Eso que ve y vive en los arrabales de México es lo contrario de una revelación; es una contrarrevelación. Pero es de tal manera intenso y decisivo que va a serlo para siempre.
En Rodez, durante su confinamiento en los muros psiquiátricos, se hace amigo de un joven árabe con el que conversa íntimamente hasta llegar al punto nodal de su experiencia mexicana. A su joven amigo llegado del norte africano -y víctima de lo que se llama "un shck cultural" de inadaptación- le revela estremecido su contrarrevelación.
Artaud alcanza la paz -una paz trágica, lacerada por relámpagos alternos de lucidez y locura- y su amigo árabe se "cura": es una curación trágica, también. Esa curación y las extrañas armas espirituales que le dio la contrarrevelación de Artaud surgida en los arrabales de un México infestado por la pureza anárquica de los "hombres del alba", lo llevará en la juventud y en la edad madura a participar en las sangrientas guerras de la liberación africana, en especial en Argelia, como si el legado del poeta herido lo hubiese transformado radicalmente. Tal sería a grandes rasgos, la trama de esta novela virtual.
Revista ALFIL, revista del instituto francés de América latina.
1
En el México de los años treinta hay una novela pérdida que, desde luego, no seré yo quien redacte. En primer lugar por mi constitutiva incapacidad para escribir narraciones- sencillamente contar historias: que-pase-algo, como me repiten los que saben- y en segundo término porque la grandeza y las miserias simultáneas de su tema me parecen inaccesibles y me resultan literalmente intratables. Pero en esa novela puedo leer, como entre sombras, cosas que me estremecen y me conmueven. No es una novela inexistente: es una fábula virtual.
A la manera de ciertos cuadernos de Nathaniel Hawthorne comentados por jorge Luis Borges- con tanta avidez que más parecen invenciones de éste- quisiera resumir la posible trama de esa novela pérdida. Ese resumen quisiera acercarse al espíritu de ese relato, no más; pero quizás no pueda evitar indicar, como cuando se señala con el dedo algo que nos atrae o nos impresiona, el posible curso de acontecimientos de la narración. El fantasma que invoco fue un personaje y fue, también varios personajes. Era el poeta, actor y dramaturgo francés Antinin Artaud(1896- 1948).
2
Un poeta visionario cruza al Océano Atlántico en busca de imagenes. No es cualquier poeta: ha inventado el Teatro de la Crueldad y está hastiado de la cultura europea, a la que ve como un paisaje en ruinas. Son los años magnéticos- un magnetismo oscuro de inminencia- de la entreguerra. Francia ha pasado por el torbellino de las vanguardias; Alemania se lame las heridas; la Unión Soviética es un planeta desconcertante en el panorama del siglo. El mundo es un jeroglífico abismal.
El visionario está desesperado, desgarrado. Su rostro tiene algo heroico: rasgos de Poe, de Rimbaud, del Conde de Lautréamont, o mejor aún, de Maldoror. El viaje al otro lado del mar es también como suele ocurrir, un viaje al interior de si mismo ; pero por las vías más tortuosas imaginables; las drogas lo han devastado y a la vez le han dado vislumbres de una realidad aparte, de lo que sucede en la otra orilla. Los ritos que busca y las culturas que desea conocer lo curarán. O por lo menos así lo espera.
Su viaje culminará en un ascenso que es al mismo tiempo una ascensión. Sube a la neblinosa y encrespada tierra mágica de los rarámuri a atestiguar ceremonias que le sugieren extrañas ideas -como las de que algunos pasajes de Platón en los que este se refiere a la Atlántida tienen una relación directa con los ritos de los Taraumaras. Prueba el peyote y tiene otras visiones, diferentes de las que le han impuesto las drogas heroicas y opiáceas; cree encontrar en el corazón de esas visiones una dimensión paralela de la existencia en la que sería posible la salvación.
El viaje de Artaud a México le sirve para perfeccionar se imagen de sí mismo. Pero no son los tarahumaras, el peyote, las montañas del norte de México ni las evocaciones de la Atlántida lo que marcará ese viaje más profundamente.
3
El visionario ha estado antes en la Ciudad de México, un lugar que le debió parecer gris, opaco, sobre todo en comparación con el París de la entreguerra, en donde ha militado con los surrealistas y participado en algunos escándalos de jóvenes furioso y rebeldes.
Pero en esa ciudad hispanohablante encuentra espíritus afines: el doctor y poeta Elías Nandino, quien lo ayuda de todas las formas posibles a sobrellevar sus adicciones; el poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón... Para éste, Artaud es "una antorcha viva". de ellos tenemos testimonios del doliente francés; pero por ellos sabemos también que la vida de ese hombre desgarrado en México estaba llena de lagunas, es decir, largos momentos de los cuales ellos nada supieron. Esos momentos serían el punto de partida, el material, el escenario y el fondo trágico de la novela perdida de Artaud en México. Nadie ha sabido de esos momentos ni de ellos ha quedado registro literario, documental o autobiográfico alguno. Pero en ese tiempo clausurado e ignorado en la vida de Artaud está la semilla, oscura e inquietante de la novela.
4
Antonin Artaud conoció a aquellos que en 1944 otro poeta amigo de Elías nandino y de Luis Cardoza y Aragón, llamaría "hombres del alba." Efraín Huerta los describía poéticamente con estas líneas poderosas, en un libro que en 1944 cumplió medio siglo de publicado:
Son los que tiene en vez de corazón
un perro enloquesido,
o una simple manzana luminosa,
o un frasco con saliba y alcohol,
o el murmullo de la una de la mañana,
o un corazón como cualquier otro.
Son los hombres del alba.
Los bandidos con la barba crecida
y el bendito cinismo endurecido,
los asesinos cautelosos
con la ferocidad sobre los hombros,
los maricas con fiebre en las orejas
y en los blandos riñones,
los violadores,
los profesionales del desprecio,
los del agua ardiente en las arterias,
los que gritan, aullan, como lobos
con las patas heladas.
los hombres más abandonados,
más locos, más valientes:
los más puros.
5
La novela contaría las andanzas de Artaud en el underground de la ciudad de México en los años treinta, con todos esos "Hombres del alba" que le muestran acremente el reverso de la experiencia europea. ¿Cual es para el alma de Artaud la lección de esas extrañas jornadas con los teporochos y los vagos de la ciudad?La violencia en eso que unos años más tarde los economistas de las Naciones Unidas van a llamar "país subdesarrollado"; la violencia de una ciudad que comienza a ser moderna pero todavía arrastra muchas presencias, atmósferas y rasgos diversos de la vieja ciudad colonial, prehispanica; la violencia en compañía de los bandidos, los asesinos, los maricas, los violadores, "los profecionales del desprecio" - Esa violencia sería el fondo de la novela perdida de Artaud en México.
Si quiere, el novelista que rescate esta novela perdida de los años treinta puede hacerla también un relato histórico: el México de la entreguerra, la transición del caudillismo posrevolucionario al México sexenal inaugurado por Cárdenas, las tensiones mundiales (frentes populares, nazifascismo en ascenso, rearme), todo ello contrastado con la tragedia ferozmente individual del poeta desgarrado, perdido en una tierra extraña y llena de incitaciones.
6
Artaud ve y experimenta algo en la ciudad de México que lo transforma y de lo cual nunca va a hablar o escribir. Eso que ve y vive en los arrabales de México es lo contrario de una revelación; es una contrarrevelación. Pero es de tal manera intenso y decisivo que va a serlo para siempre.
En Rodez, durante su confinamiento en los muros psiquiátricos, se hace amigo de un joven árabe con el que conversa íntimamente hasta llegar al punto nodal de su experiencia mexicana. A su joven amigo llegado del norte africano -y víctima de lo que se llama "un shck cultural" de inadaptación- le revela estremecido su contrarrevelación.
Artaud alcanza la paz -una paz trágica, lacerada por relámpagos alternos de lucidez y locura- y su amigo árabe se "cura": es una curación trágica, también. Esa curación y las extrañas armas espirituales que le dio la contrarrevelación de Artaud surgida en los arrabales de un México infestado por la pureza anárquica de los "hombres del alba", lo llevará en la juventud y en la edad madura a participar en las sangrientas guerras de la liberación africana, en especial en Argelia, como si el legado del poeta herido lo hubiese transformado radicalmente. Tal sería a grandes rasgos, la trama de esta novela virtual.
miércoles, 22 de octubre de 2008
¡Por fin!
Después de tanto tiempo y contratiempo, de tanta exigencia y tanto ¿qué pasó con el blog? por fin comenzamos y a partir de ahora los miembros de este grupo podrán poco a poco ir dándose a conocer.
domingo, 3 de agosto de 2008
Bienvenidos.
Sean
ustedes
bienvenidos
al blog del grupo,
pronto comenzaremos a escribir
más seguido; por ahora dense por enterados de la dirección.
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pronto comenzaremos a escribir
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